Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

"Podría haber dormido en el sofá cama, pero prefiero pasar la noche con ella"

Cae en mis manos una revista de bares gays de Madrid y leo que han remodelado el Ricks. Era ese un bar al que yo iba cuando llegué a Madrid y seguí yendo durante muchos más años. Está en la calle Clavel, casi esquina a la Gran Vía, y ahí he acabado la tira de veces tomándome la última antes de volver a casa bien prontito. A eso de las seis o las siete de la mañana.

 



Creo que ahora los bares cierran antes. No me gusta. Uno de los principales deberes de los gobernantes es que la población pueda llegar bien bebida a casa y se despierte al día siguiente con esa terrible resaca que tan joven nos hace sentir. He dado muchas veces mi teléfono en el Ricks. Tantas, que después de quince años he decidido cambiar de número. Otro síntoma de madurez: cerrar las puertas a inquietantes llamadas del pasado.

 

El lunes muy temprano me toca promocionar la función en Barcelona así que el domingo vuelo a casa de mi madre desde Málaga para no tener que madrugar. Me acompaña mi amiga Pepa. El piso de mi madre tiene dos habitaciones. Podría haber dormido en el sofá cama, pero prefiero pasar la noche con ella. Meterme en su cama cuando mi padre se iba a trabajar a las cinco de la mañana era una de las cosas que más me gustaban cuando era pequeño. Disfruto haciéndolo también con 44 años.

 

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