Es una pocholada, una ricura, una muñequita. Lorena vino una noche al ‘Deluxe’ a contarnos que se había acostado con Kiko Rivera y nos cautivó. Lo de menos fue el hecho en sí sino el cómo lo explicaba. Descubrimos a una muchachita que hablaba del sexo con tal ingenuidad que nos rindió. Lorena es la viva estampa de la frivolidad y aunque haya saltado a la popularidad por contar unos devaneos que pueden destrozar una pareja no posee la maldad de otras muchachas de su estilo. Su éxito radica en cómo te cuenta las cosas: con delicadeza, con candor, con un hablar tan suavito –mezcla de brasileño y canario– que cualquier barbaridad salida de su boca suena a música celestial.

 

Ya ha venido dos veces al ‘Deluxe’ –la primera para entrevista y la segunda para un polígrafo– y nos hemos reído mucho con ella. El viernes pasado, cuando le formulaba las preguntas, se quedaba callada durante unos instantes y tardaba en contestar. Le pregunté por qué y me respondió que la intimidaba, que sentía que me estaba burlando de ella. Le expliqué que no era eso,  que lo que en realidad sentía eran ganas de achucharla y llevármela a casa para protegerla de las maldades del mundo, del demonio y de la carne. “Pero no te preocupes que yo no lo paso mal –continuó explicándose–, luego cuando salga me tomo dos copas y se me pasa al momento”.

 

Veredicto de una persona del equipo técnico tras el polígrafo de Lorena: “Esta chica tendría que venir cada semana”. Ha nacido una estrella.