Cena de Navidad con los presentadores de Mediaset. Cuando llegas tienes que escoger una bolita y te asignan una mesa. Este año me toca el cinco y comparto mesa y mantel con Ana Rosa, Jesús Calleja, Lara Álvarez, Sonsoles Ónega, Santi Millán, Roberto Arce y Dani Martínez. A Dani le debemos las mayores carcajadas de la mesa cuando imita a Paolo Vasile y a Manuel Villanueva, jefazo uno y jefazo dos respectivamente. No calca solo las voces, también sus argumentos y sus formas de pensar. Un portento. Con Dani hablo de teatro y de lo mucho que disfrutamos en el escenario. Está recorriendo España con su función ‘Ya lo digo yo’ y en mayo aterriza en Madrid. No me lo pierdo.

Comparto confidencias con los dos Jesuses –Vázquez y Calleja– y me río con Toñi Moreno, que está como una niña con zapatos nuevos. Como una botella de champán recién descorchada. Me cuenta unas cosas que me hacen palidecer de envidia, al tiempo que me producen un vértigo terrible. Tengo que quedar a cenar con ella sí o sí.

Vigilo desde la distancia a Paula Echevarría, sentada a la derecha de Dios padre (Vasile). A las nueve de la mañana del día siguiente me pone un mensaje –ella, no Dios– diciéndome que como salí pitando no le dio tiempo a saludarme. Le iba a responder que tenía a mi madre en casa, pero a los cincuenta años me parecía un poco ridículo utilizar ese argumento (aunque fuera una verdad tan grande como la catedral de Burgos). Antes de abandonar cual Cenicienta hablo con Paz Padilla, que se encuentra en uno de los mejores momentos de su vida y se le nota. Me cuenta los motivos y no me suena a argumento impostado. Se ha liberado de mochilas cargadas con algún que otro prejuicio y ahora disfruta de lo conseguido tras muchos años de trabajo.