Hoy quiero dar la bienvenida oficialmente a Cholo. Un cachorro de rottweiller. Es el nuevo miembro que se ha incorporado a mi familia y el causante de las últimas trastadas en mi casa. Desde pequeña me he criado con perros en casa y quería que mi hijo tuviera la misma oportunidad. Cuando tenía poco más de dos años, vi la dama y el vagabundo y me encantó su protagonista. Mi madre, en uno de mis cumpleaños, me sorprendió con ese perro que tanto me gustaba (un cachorro de coocker, idéntico al de la película) y recreó aquella escena con la misma caja de regalo, la misma cinta roja... La llamé Reina (como no podía ser de otra forma) y se convirtió en mi compañera de juegos durante unos años.
Con el paso del tiempo, Reina se mostraba muy inquieta y su comportamiento se volvió extraño algo bastante común en esta raza de perros). También tuvo muchos celos de otro perro que teníamos y pasó a vivir al campo con Sisi, un nuestro pastor alemán con el que hizo buenas migas y pudo seguir jugando.
Ahora Cholo ocupa toda nuestra atención. Apenas tiene tres meses y tiene que experimentar y aprenderlo todo. Es el mejor (o el peor según se mire) compañero de juegos de Alberto. Se pasan el día empujándose mutuamente.
Sé que es una fase complicada y donde hay que tener mucha paciencia y mano dura. Es el momento de educar y de crear las bases pero me encanta que mi hijo pueda disfrutar de la experiencia y sé que en los próximos años serán inseparables.
Qué opináis vosotros, ¿creéis que es bueno que los niños crezcan junto a alguna mascota, en este caso un perro?