Como sabéis, hace un par de semanas, concedí una entrevista en exclusiva a Lecturas. Durante dicha entrevista me preguntaron por Alejandro, con el que había roto hacía unos días y mis respuestas fueron tajantes: “Para mí, no existe, está muerto y enterrado”, “no puedo volver con alguien que me ha hecho tanto daño”.
Hace unos días se ha visto a Alejandro salir de mi casa en varias ocasiones y me imagino que os estaréis preguntando: “¿Qué está pasando?”. He llegado a leer que esto ha sido un montaje y que, en realidad, nunca lo dejamos; también he escuchado que intentamos alargar la ruptura para seguir facturando.
En primer lugar, me gustaría aclarar que Alejandro y yo hemos vuelto. Sobre si la ruptura fue un montaje, cada uno que piense lo que quiera, pero sinceramente yo no tengo necesidad de inventarme algo así para conceder una entrevista. La realidad es que he decidido darle una nueva oportunidad e intentar partir de cero. A pesar de que gran parte de mi entorno no lo entienda, a fin de cuentas es mi vida y solo yo decido qué hacer con ella.
De verdad que pensé que jamás volvería con él, que nunca lo perdonaría, que había cosas en mi vida que no quería para mí. Y sin embargo, aquí estoy de nuevo, con una persona a la que quiero, necesito y que espero que no vuelva a decepcionarme nunca. Pero si es así, volveré a levantarme y a seguir mi camino, porque lo único que pretendo es ser feliz. Centrarme en mi felicidad y la de los míos. Este miércoles he leído que el día 7 de octubre vamos de boda [la de su hermano Kiko e Irene Rosales]. Espero que estemos todos juntos y pueda asistir con Alejandro, pero con quien seguro sí asistiré será con el hombrecito de mi vida: mi hijo Alberto.