Los giros de las cabezas pensantes de Mediaset son, en muchas ocasiones, inescrutables. Como los caminos del señor aunque con menos fe de por medio. Otros, sin duda, encuentran mejores explicaciones. Es el caso del nuevo salto de ‘Socialité’. El programa que conduce María Patiño cada fin de semana se ha convertido en el as en la manga de la cadena para contrarrestar un buque que no parece tener fin, ‘El Hormiguero’. Pablo Motos vive instalado cómodamente en un access que nadie ha podido, hasta la fecha, desestabilizar -y menos con el interés que despiertan los informativos de Vicente Vallés-. ¿Será María Patiño la sombra que hará temblar su reinado? Pues a juzgar por el imparable ascenso de la edición de los sábados y domingos, puede ser, sí. Aunque no lo tendrá fácil. Pero, ¿qué es la vida sin riesgos?
El tsunami Cantora ha logrado no solo que Telecinco brille cada noche de los viernes, sino que casi todos sus espacios acaben beneficiándose de un conflicto que ha paralizado el país. De nuevo, Pantoja de boca en boca. La guerra familia ha logrado que los diarios de ‘Sálvame’ cojan fuerza ante un ‘Pasapalabra’ que no ha perdido enganche con su cambio de cadena y presentador y lo mismo ha pasado con ‘Socialité’ y ‘Viva la vida’. Nunca hay suficientes giros en el culebrón Cantora para empachar al espectador. Siempre quiere, queremos, más. Y ahí es donde entra ‘Socialité’. Una edición especial como previo a ‘Idol Kids’ es el revés que ni siquiera la propia Pantoja hubiese imaginado. El drama previo al show. Un éxito más que diabólico.
Si algún programa merece esta oportunidad es, sin duda, ‘Socialité’. El espacio de ‘La fábrica de la tele’ ha ido asentándose en la parrilla poco a poco, sin estridencias y con total humildad. Una carrera de fondo que ha dado más frutos de los que nadie podía esperar. ‘Socialité’ ha creado una marca de la casa, ha construido su propia cantera de personajes y reporteros y ha situado a María Patiño como valor en alza y reina de las redes. El fichaje de la periodista supuso un salto cualitativo -sin desmerecer el trabajo llevado desde el extinto ‘Cazamariposas’- para un programa que nacía con la intención de arrebatar un espacio que Telecinco no llegaba a lograr amortizar. Y pese a que el comienzo no fue tan explosivo como estamos acostumbrados, el resultado final deja claro que los tiempos en televisión son importantes y apostar por los formatos a un medio plazo, también.
Telecinco
‘Socialité’, como ocurre con ‘Sálvame’, es un programa vivo. Cada fin de semana, cuando llega la hora del aperitivo, sabemos que algo está ocurriendo en televisión. Y como todo formato que sobrepasa sus propios contenidos, resulta más esencial el ‘cómo’ que el ‘qué’. Lejos quedan los encorsetados espacios de vídeos donde las transiciones son el mero camino para que el espectador se sitúe y la cúpula de ‘Socialité, forjada en un entorno muy exigente, lo sabe. No hay una información que no conlleve una reacción de Patiño, una reflexión junto a sus copresentadores o una improvisada metedura de pata que corre como la pólvora por las redes sociales. España se ha rendido a la espontaneidad de Patiño aupándola a reina de los memes. Un trono denostado en el pasado y que juega un papel mucho más fundamental de lo que se cree.
Puede que el ‘Socialité Deluxe’ de esta noche descoloque a los espectadores y no acabe de encajar. Puede que, en cambio, logre recoger el testigo y repunte gracias a la estela Cantora. Sea como fuere, debería importar lo justo. Este torbellino pasará pero María Patiño continuará. Y si algo necesitamos de cara a ese incierto 2021 es una dosis de ‘Socialité’ cada fin de semana. No quememos todavía un barco al que le queda camino por delante. Si no lo hacen por nosotros, al menos, que lo hagan por los memes.