'Querida Rosa, ¡éste es tu momento!'. Ah, no, no, que me he equivocado de Rosa. Ya le gustaría a la Benito que le volviese a dedicar una entrada en el blog pero, últimamente, no se lo está ganando nada. ¿Qué es eso de poner a Terelu a parir en un tweet y luego borrarlo? ¡Terelu es nuestra! Si alguien tiene que criticarla, ya lo haremos aquí, que, al menos, lo hacemos con cariño. Pero no nos despistemos, por muy viernes que sea. Vuelvo al hilo... 'Querida Rosa López, ¿qué tal estás? ¿Cómo llevas esto del reencuentro? Tanto tiempo sin verte y ahora tenemos ración doble. ¡Cómo es la vida! Lástima que en el último 'Tu cara me suena' se te olvidó la letra, que tampoco era tan complicada, y no conseguiste ganar. Chiquilla, ¿qué te ocurre? ¿Acaso hay algo que te inquieta, te atormenta o te perturba? Cuéntanoslo, que a nuestro lado, ya sabes, puedes sentirte segura...'.

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Rosa López torturada por la culpa y los complejos

Rosa López

Si algo bueno tenemos que sacar de este reencuentro de 'OT' que nos invade -les juro que cierro los ojos y veo a Geno, o peor, a Javián-, además de felicitarnos por haber dejado atrás los peores estilismos de la historia de la televisión, es el redescubrimiento de Rosa López. Tantos años paseando delante de nuestros ojos, tratando de encontrar su hueco artístico sin demasiado éxito, había hecho que nos olvidáramos de por qué nos emocionamos tanto cuando comenzó a sonar aquel 'Europe's living a celebration' en Eurovisión. ¡Todos fuimos Rosa de España! Quisimos estar ahí, ponernos los pantalones de cuero de Bisbal y dar la vuelta al revés como Geno -¡otra vez Geno!-. Rosa fue el primer gran producto de un 'talent show' tal como lo entendemos ahora. Cantó, sí, pero, sobre todo, empatizó con el público. Algo que Bisbal solo consiguió con su relación con Chenoa. El amor, en televisión, vende mucho.

Rosa nos sorprendió en 'El Reencuentro' con un discurso bien hilado, con una dicción envidiable -¡qué bien sienta un logopeda!-, lleno de emotividad y con las dosis justas de misterio para que quisiésemos saber más. Fue generosa con sus compañeros y trató de escudarse de nuevo en la timidez para no quitarles protagonismo. De un plumazo, volvió a conquistar nuestros corazones como ya hizo hace quince años cuando cambió la pollería por el escenario. Rosa apareció en el momento oportuno y en el programa adecuado. Un espacio que apostó por el buen rollo -éramos jóvenes e inexpertos- y que supo aprovechar sus cualidades innatas. Llega a concursar unos años más tarde y se marcha a su casa a las pocas semanas. El jurado de turno le hubiese dicho que no tenía madera de estrella, pese a cantar como los ángeles, y ale, eliminada. ¿Ven lo injusta que es la vida?

Lástima que no todo hayan sido buenas decisiones. Rosa ha gestionado su carrera de la peor forma posible, dejándose mal aconsejar y tomando decisiones que nadie ha entendido. Podía haber sido la Adele española y se ha quedado en un intento de instructora de fitness. Sí, el cambio físico de Rosa es impresionante y sirve de referente para todos aquellos que quieren ponerse en forma, pero, ¿y cantar? ¿Dónde han sonado sus discos? ¿Qué canciones han llegado al top 10? ¿Qué hits ha colado a lo largo de estos quince años? En otras manos, su carrera podría haberla catapultado a la fama internacional. ¡Podría haber llegado más lejos que Bisbal! Rosa en los Grammy, Rosa en los premios de la MTV, ¡Rosa en los Oscar! Claro que ahí no se llega con versiones de Mari Trini... Ni con temas de Perales.

Pero nada de rendirse. Rosa, todavía estás a tiempo. Habla con Penélope y Javier, canta el tema de la próxima película de James Bond, vete a Hollywood, ¡haz algo! Ser profeta en tu tierra está muy bien, pero tener un carrera repleta de éxitos es mejor. Nosotros confiamos en ti. Venga, ánimo y ¡cruza la pasarela!