"La niñera de Cantora es el personaje más enigmático que ha pisado un plató de televisión"

Actualizado a 06 de mayo de 2016, 10:55

'¿Quién teme a Dulce Delapiedra?'. Como si del clásico de Elizabeth Taylor se tratase, Dulce, la niñera más mediática del país, vive su propio drama isleño casi sin inmutarse. Sus compañeros la odian, la comida escasea, el tiempo no es que acompañe mucho, pero nada de eso parece que hace mella en la íntima de Chabelita -¡un beso de la madrina!-. Cuánto más hostiles y agresivos se vuelven los ataques, menos reacciones provocan en la niñera. Se nota que está acostumbrada a luchar entre fieras y a aislarse de lo que le digan sus enemigos. Aunque, claro, tampoco seamos condescendientes. ¿No piensan que, un día, toda esa contención explotará y acabará arrasando la isla? ¿No creen que tanta frialdad es una coraza para esconder otros problemas mayores? ¿De verdad no tienen un miedo atroz? ¡Yo estoy aterrorizado!

La niñera de Cantora es el personaje más enigmático que ha pisado un plató de televisión -bueno, una isla-. Obsesionada con Chabelita y el hijo de ésta -se pasa los días escribiendo mensajes en la arena-, su pasado, su presente y su futuro son una incógnita. No sabemos nada de Dulce, y lo peor, ella tampoco quiere que lo sepamos. Guarda celosamente sus sentimientos debajo de un aspecto duro y firme, como si más que niñera, fuese un marine de los Estados Unidos. No sabemos nada de su vida, no sabemos nada de su estancia en villa Pantoja, no sabemos nada de sus relaciones, no sabemos nada de nada. Y claro, tanto misterio, engancha. Ojalá el hambre y la convivencia consigan romper la coraza y termine demostrando algo de humanidad. Una lagrimita, al menos. Un 'a Dios pongo por testigo que no volveré a Cantora'.

Ha sido esta actitud distante e impasible lo que ha conseguido desestabilizar al resto de sus compañeros -que tampoco es que estuviesen muy equilibrados de entrada-. Mila Ximénez le ha declarado la guerra y no piensa parar hasta verla derrotada. Víctor Sandoval ha aprovechado el momento para hacer leña del árbol caído, no sea que luego la tomen con él y se le acabe el chollo. Y hasta Mari Carmen se ha animado a arremeter contra la niñera. Pero, ¿de verdad es tan maligna como aseguran? ¿Hace la convivencia tan imposible como afirma la colaboradora de 'Sálvame'? Sin darse cuenta, han convertido a Dulce en la Olvido Hormigos de 'Supervivientes' -¡tómate otra cosita, hija!-, una víctima aislada y doliente, pero lo que no han calculado bien es que ninguno tiene el poder de convocatoria de Belén Esteban. A este paso, termina ganadora.

Ante esta situación, Dulce ejerce con maestría sus cartas. Se aísla del grupo cuando llegan las cámaras, suelta pequeñas perlas de los Pantoja sin entrar en detalles y mina la moral de sus compañeros sin moverse de la esterilla. Nunca pronuncia más de dos frases seguidas, no comparte nada con sus compañeros y nos recuerda constantemente que 'su niña' Chabelita es el motor de su vida. Una estrategia perfecta para copar todos los vídeos -los enfrentamientos con Mila ayudan bastante- y llegar cómodamente a la final. El problema es que tanta intriga es difícil de mantener y puede que su juego termine cansando. Dulce no ha contado nada de su supuesto infierno en Cantora y tampoco lo hará. Sigue siendo fiel a la mano que una vez le dio de comer y ni el despecho ha conseguido que cambie. Todo apunta a que se convertirá en el mayor bluff de la temporada.

Nada me gustaría más que una final protagonizada por Dulce y Yola. En una esquina, la concursante más sombría, más misteriosa, menos empática de la edición. En la otra, un ser de luz, todo bondad y simpatía, dispuesta a ayudar al desvalido sin esperar nada a cambio. El bien y el mal enfrentados por un maletín repleto de dinero. Las dos Españas, de nuevo, en combate. ¿Quién creen que se alzaría con la victoria? En la ficción, sabemos que siempre termina imponiéndose el bien, pero en la realidad... Eso ya es otra cosa.