Si de algo sirve 'Gran Hermano', además de entretenernos, es para darnos cuenta de los comportamientos que se han colado en la sociedad y no nos hemos dado ni cuenta. Y lo peor de todo, se repiten año tras año. Si en la edición pasada del VIP nos encontrábamos con una Belén Esteban que se negaba a que cualquier hombre hiciese tareas del hogar 'mientras hubiese mujeres en la casa' -sí, a mí también me recorre un escalofrío solo de recordarlo-, esta vez le ha tocado el turno a Fran y Alejandro, los nuevos justicieros -antes eran enemigos, ahora parece que vuelven a ser inseparables- que se dedican a decirles a las mujeres lo que deben y no deben hacer, como si alguien les hubiese dado vela en ese entierro.
La actitud machista del pequeño Nicolás y del Mister España es intolerable. Anoche asistimos, gracias al repaso de vídeos que ofrece cada gala, a un 'greatest hits' de los peores momentos que nos han ofrecido durante su estancia en la casa y, créanme, todavía no entiendo por qué el público no ha pedido su expulsión. Puede que Charlotte no sea la persona más cabal. Puede que consiga sacarles de sus casillas por sus pocas ganas de ponerse a fregar. Puede que, incluso, no les caiga bien y prefieran que esté fuera de la casa -misión cumplida-. Pero, ¿a qué viene lo de juzgarla por su aspecto físico e indicarle que tiene que taparse más por 'respeto a los hombres'? ¿Acaso ellos han respetado, en algún momento, a la pobre Charlotte?
Sorprende como personas tan jóvenes tienen tan interiorizado el discurso machista y lo exhiben como si no pasara nada. Anoche pudimos ver cómo el pequeño Nicolás le decía a Charlotte que 'tenía tripa' y ella, sin sofocarse demasiado, le respondía '¿y tú qué?', a lo que el concursante contestaba: '¡Yo soy hombre!'. ¿Cómo que yo soy hombre? Luego aparecía Alejandro y entre los dos se dedicaban a analizar el físico de la joven y dictaminaban que debería haberse operado menos y que debería vestirse de forma más recatada, que así está más guapa. Y ya puestos, una vez en el calor de la batalla, aprovechaban para descalificarla argumentando que 'es de plástico'. ¿Pero pueden dejar a la pobre mujer que haga y vista como quiera?
P. Pernía
Menos remilgos tuvieron más tarde cuando aparecieron en escena las aspirantes a concursantes, Laura y Samira. Dos mujeres de físicos impactantes, con vestidos que dejaban poco a la imaginación y que sí, hicieron las delicias de los que horas antes se dedicaban a decirle a Charlotte que debía cubrirse un poquito. “Te has puesto rojo”, le dijo Raquel Bollo a Alejandro después de que Samira se presentase ante él. Como tres adolescentes en plena pubertad, el Mister, Fran y Carlos Lozano se quedaron embobados ante las curvas de las candidatas y no dudaron en celebrar, con gestos, las bondades de su anatomía. Una que también han aumentado gracias a la cirugía, por si no se han dado cuenta. Debe ser que, a veces, 'el plástico' sí les gusta...
Vivimos en una sociedad impregnada de un machismo estructural que es difícil de erradicar. Nos hemos habituado a que a las famosas se les juzgue por su vida privada, cosa que, desde luego, no se hace con los hombres. Vemos como normal que a una celebrity se le pregunte si su marido o novio ayuda mucho en casa o si colabora en la educación de los niños y le pedimos que nos cuente sus trucos de belleza y si tiene planes de ser madre -de su profesión, nada de nada-. De hecho, aplaudimos cuando un famoso saca a sus hijos a pasear y le calificamos de 'padrazo', ¡cómo si estuviese haciendo algo fuera de lo común! Y, claro, así nos va. Luego nos preguntamos que para qué sirve lo del día internacional de la mujer...