Cuando, hace ya varios meses, Telemadrid anunció su apuesta de corazón de verano reconozco que me puse a temblar. ¿Qué le voy a hacer? Lo del sufrimiento le viene de cuna. Bueno, a lo que iba. No solo pretendían rescatar el mítico Aquí hay tomate con la propia Carmen Alcayde a la cabeza, sino que, además, iban a llamarle Aquí hay madroño. Si es que ponerse a temblar era lo menos que podía pasar...

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Carmen Alcayde se ‘divorcia’ de David Valldeperas por sorpresa

Aqui hay madroño

Ante la ausencia de Jorge Javier para ya volvernos locos de nostalgia, la productora confiaba en David Valldeperas para ocupar la silla de presentador. El director venía ya desvirgado de Sálvame -como conductor, se entiende- y este reto parecía mucho menor. Claro que ¿cómo rememorar al pasado sin parecer una mera copia y, a la vez, adaptarlo al ritmo de televisión de 2019? Lo de Miss Fea ahora no nos colaría con la misma facilidad y algarabía.

El invento llegaba para cubrir el verano -deben pensar que el calor nos hace menos exigentes; y puede que tengan razón- y terminaba no solo quedándose, sino llegando a ser lo más visto del día en la cadena. El madroño tenía cuerda para rato. Tampoco fue una gran sorpresa, como no lo fue la de Cazamariposas en su segunda renovación. Tomarse poco en serio, haciendo las cosas bien, es una cualidad que parece que solo pueden permitirse los programas de corazón. Como si luego los debates políticos no se estuviesen deluxeando por momentos.

El madroño ha recuperado a una Carmen Alcayde en estado de gracia total. Y la verdad es que ya era hora. Menos atropellada que en sus inicios y con una capacidad innata para el humor, ha hecho que nos demos cuenta de la cantidad de oportunidades que dejamos escapar. Quiero que Carmen me cuente el tiempo, dé paso a los deportes y salga en ventanita mientras veo una película.

Con el paso de los meses tal vez han perdido cierta frescura en pos de una mayor seriedad. Tal vez buscando una entidad como programa o por exigencias del público, la cadena o vaya usted a saber. El madroño que ha conquistado a la audiencia es el de las cámaras subjetivas, el de Valldeperas manteniendo la compostura con las muecas de Alcayde y el de Fede, el reportero y sustituto, llegando a plató cual Carolina Sobe saliendo de una discoteca de madrugada. Para saber qué va a ocurrir ya tenemos todo lo demás.

Por cierto, ¿cómo es que tengamos la parrilla plagada de ‘Gran Hermano’, ‘Operación triunfo’ o ‘Aquí hay tomate’? Parece esto 2001, aunque con más patas de gallo y menos pelo. Maldita vejez.