Por CONCHI ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS

 

Ayer, Lydia Bosch recibió uno de los golpes más duros de su vida: su padre, Juan Boquera, fallecía en la mañana del jueves 9 tras no superar un post-operatorio relacionado con la afección cardiaca que padecía.

 

La actriz catalana se rodeaba hoy de los suyos para darle el último adiós a su padre. Agarrada de su madre, Lydia trataba de mostrarse fuerte a su llegada al tanatorio en el que el que el cuerpo de su padre iba a ser velado. La acompañaba su hija mayor, Andrea, de 22 años y nacida de su relación con Micky Molina. Andrea fue precisamente la nieta que vivió una relación más estrecha con Juan, quien fue para ella un segundo padre.

 

Andrea, no estaba sola, a su lado iban sus dos hermanos menores, los mellizos Ana y Juan, visiblemente afectados, pero manteniendo la serenidad en todo momento, demostrando una gran madurez.

 

A Lydia la hemos visto seria, cansada y abatida, pero siendo capaz de contener las lágrimas, dando ejemplo de pura entereza no sólo a la prensa congregada, sino especialmente a sus hijos, transmitiéndoles esa seguridad  que tanto debían necesitar los benjamines de la casa. La abuela de la familia, Lydia de Buen, también ha estado igual de serena que su hija. La procesión iba por dentro.

 

Por la mañana se han acercado varios amigos de la familia, como el exfutbolista Predrag Mijatovic, quien, en la intimidad, habrá consolado a Lydia. Muy especial ha sido la visita de Paloma Cuevas, casada con Enrique Ponce, que se acercó hasta el tanatorio para darle fuerza y cariño a la actriz en unos momentos tan duros. Paloma ha estado al lado de Lydia hasta la hora de la comida, cuando la familia ha abandonado el lugar para descansar después de estos días tan difíciles que están teniendo.

 

El sábado 11, en la parroquia de Sant Pere i Sant Pau, en el Prat del Llobregat, tendrá lugar la ceremonia en memoria de Juan, a la que asistirán toda su familia y amigos.