Nació rodeada de amor y fue centro de todas las miradas. Sus padres, Rocío Jurado y Pedro Carrasco la adoraban y todos querían conocerla. Era la niña de ‘la más grande’. Pero hoy, 37 años después, todo ha cambiado. Nada queda ya de aquella niña que podría haberlo tenido todo. Rocío Carrasco está sola.
Sus padres, los dos demasiado jóvenes, se fueron para siempre y Rocío poco a poco se ha ido alejando del resto de la familia. Tíos, hermanos, primos, e incluso su propia hija se han apartado de ella. Y Rocío sigue su camino. Vive con ello y volcada en la que es hoy para ella su ‘nueva’ familia. Esa que forma con Fidel Albiac – el hombre con quien comparte su vida desde hace 15 años y que nunca gustó a su ‘antigua’ familia– y con María Teresa Campos y sus hijas, Terelu y Carmen, su segunda madre y sus hermanas.
Solo Chayo Mohedano, su prima carnal, hija de Rosa Benito y Amador Mohedano, sigue ahí a su lado.
Lee el texto completo esta semana en la revista Lecturas