Nunca, ni cuando la vida la sacudió tan fuerte que el futuro parecía desvanecerse, quiso renunciar a su sueño. Siempre había deseado ser madre y cuando Mario Biondo apareció en su vida, Raquel Sánchez Silva sintió que había encontrado al compañero perfecto. Pero fue un sueño que Mario y Raquel compartieron muy poco tiempo.

 

La trágica muerte del cámara de televisión aquel oscuro 30 de mayo de 2013 acabó con todos sus planes. Unos planes que pocos días antes de la desaparición de Mario dejaron en el recuerdo de todos la imagen de la pareja saliendo de la madrileña clínica Ruber, una de las últimas en que les vimos juntos. Habían tomado la firme decisión de ser padres y la periodista tenía previsto someterse pronto a un tratamiento de fertilidad. Raquel y Mario sonreían, parecían felices. Una semana después, el mundo se derrumbó. 

 

Pero ni entonces, cuando el dolor inundaba su corazón, Raquel dejó de soñar: no iba a renunciar a ser madre. Simplemente no era el momento. Debía recuperarse, debía rehacer su vida. Tenía que volver a ser feliz.

 

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