No quedaban ‘Chips’ para nadie. Entiéndase ‘Chip’ como la amorosa tacita de ‘La Bella y la Bestia’. Una conocidísima cadena de ropa low cost sacó un vaso replicando la forma del personaje de Disney, e Internet entero enloqueció. Todos querían el suyo y, a las pocas horas de ponerse a la venta, se agotaron. La Chipmanía causó estragos. Ya no quedan tacitas, salvo las que se pueden comprar en eBay (por 30 euros, cuando su precio original era un quinto de ese), pero Cristina ha conseguido la suya. Qué se desate la envidia.
Bien es sabido que este es uno de los pecados capitales más feos, y que la presentadora podría despertarlo por numerosos aspectos de su vida, pero nada se compara a que, a partir de ahora, pueda tomarse los colacaos en su Chip. Eso sí que duele. No queremos su trabajo, ni sus viajes, ni su sonrisa perfecta, ni su gracejo vallecano, ni tan si quiera su resistencia a la hora de correr maratones. QUEREMOS SU TAZA. Punto.
Por si el gigante verde, el de la envidia, no el de los guisantes, no la tuviera lo suficientemente emprendida con nosotros, Cristina muestra que no solo tiene el vaso, sino que, ADEMÁS, tiene el monedero. Que se pare el mundo que nos bajamos.
¿Y cómo ha hecho la Pedroche para obtener tamaño botín? Las chicas de prensa de la marca en España le han guardado el suyo. Desde luego, Cristina, qué importante es tirar de amistades cuando hay un verdadero tesoro en juego.