Acababa de llegar de México y al día siguiente le tocaba presentar sus creaciones nupciales. Cuando decimos que la vitalidad de Lourdes Montes estando embarazada es como para pasar a los libros de historia, no nos equivocamos.


Con ella no puede ni el jet-lag, ni las pataditas de la niña, ni la pesadez de piernas. Montes es una premamá todoterreno que se ha adaptado perfectamente a su estado sin que el bebé interfiera ni lo más mínimo en sus obligaciones como empresaria.

 

La marca que mantiene con su hermana Sibi está siendo tal éxito que sus prendas son cada vez más requeridas. Del pret a porter han pasado a la confección de vestidos de novia y esta ha sido su segunda colección con ellos como protagonistas. Fieles a su sello personal, Sibi y Lourdes, nos presentan unos modelos con mucha caída, vaporosos y románticos. Su novia es sencilla, con mucha clase, a la que no le gusta hacer grandes alardes. Sabe que con detallitos discretos se consigue un efecto mucho más sorprendente que si se opta por lo excesivo y recargado. Por eso sus vestidos resultan elegantes pero al mismo tiempo bohemios, ideales para todas aquellas novias atípicas que siempre desearon ‘algo diferente para su gran día.

 

A su lado, arropándola, su marido, Francisco Rivera. Los dos forman un tándem maravilloso. Si ella tiene que coger un avión para apoyarlo a él en una tarde de toros, él hace lo mismo (eso sí, sin avión) para estar a su lado en los grandes momentos de su carrera. Tal y como deben de ser las cosas.

 

Lourdes estaba muy emocionada de que su trabajo cosechara tantos aplausos y está de lo más animada con esta aventura que no ha hecho más que darle alegrías desde que apostó todo por ella. ¡El triunfo es de los que arriesgan!