Karlos Arguiñano nos heló la sangre cuando, en su visita a ‘Liarla Pardo’, descubrió las enormes deudas que, en su día, casi le cuestan la ruina más absoluta. Unos pufos tan importantes que, en el pasado, le llevaron a la bancarrota.
El cocinero más televisivo visitó a Cristina Pardo en su programa de las tardes de domingo para preparar con ella uno de sus platos tradicionales y, al tiempo, charlar sobre su vida. El vasco no es muy dado a conceder entrevista, pero con esta compañera de grupo hizo una excepción.
Karlos no ha tenido problema en desmenuzar el grandísimo problema económico que le sobrevino hace tres décadas. El que debía de ser uno de sus momentos más especiales por el nacimiento de su hija Amaia, se empañó por las deudas que contrajo con su restaurante, “entonces yo estaba con un pufo terrible en el restaurante y no sabía si me lo iban a quitar”.
Arguiñano debía 30 millones de las antiguas pesetas a uno de los proveedores del local, un pescadero. “Había pagado a todo el mundo menos a él. A mí me parecía que era el que menos urgencia podía tener en aquel momento”. El cocinero ha querido destacar que, para el tiempo que corría, en los años 80, se trataba de una cantidad desorbitada, “con ese dinero te podías comprar cuatro pisos entonces”.
¿Cómo salió de ese malísimo bache económico? Como si de un milagro se tratase, apareció la televisión en su camino, que no solo le permitió finiquitar su deuda con el pescadero, sino, también, hacer frente al crédito que pidió para sacar adelante un hotel.