Tras un breve receso para una visita de carácter comercial a Alemania –donde se encontraron con la canciller Angela Merkel– los reyes de Holanda, Guillermo Alejandro y Máxima, continúan con su recorrido por las doce provincias holandesas.

Tras haber visitado las de Groningen, Drenthe, Gelderland  y Utrecht, hoy y mañana corresponde a los habitantes de Limburg y Noord-Brabant disfrutar de la presencia de sus recientes monarcas, que esta misma semana alcanzarán el ecuador de un recorrido que se alargará hasta el próximo 21 de junio.

Para esta visita a Limburg, Máxima ha elegido el azul como color predominante en su atuendo: vestido, pamela y pendientes. Un azul que, por otro lado, combinaba a la perfección con el del traje de su marido, el rey Guillermo Alejandro.

Huelga decir que la pareja ha vuelto a demostrar una enorme simpatía y proximidad con todos aquellos que han querido compartir con ellos los actos oficiales de esta visita protocolaria que no deja de ser una deferencia de unos monarcas a sus compatriotas y una adaptación al siglo XXI de una tradición medieval. Que es, exactamente, lo que han conseguido hacer Guillermo Alejandro y Máxima con la institución monárquica en Holanda.

Próximamente, Máxima y Guillermo Alejandro iniciarán un nuevo viaje oficial, en esta ocasión a Bélgica.