Eugenia Martínez de Irujo llegaba ayer a la estación de Atocha acompañada por su hija Cayetana después de asistir el pasado lunes a una misa funeral por su madre, la duquesa de Alba, en Sevilla. Eugenia, de luto riguroso, y con semblante serio, respondió a nuestras preguntas sobre la polémica con Carmen Tello y su posible malestar con los hijos de la duquesa:

¿Cómo estás?

Como vamos a estar.

¿Qué tal ahora que todo ha acabado?

No, no ha acabado. Hay otra misa en Madrid el día 15.

Han estado comentando que Carmen Tello iba a organizar otro funeral, que había un encontronazo con vosotros...

Carmen tenía su sitio en la iglesia.

¿Estaba invitada?

Por supuesto.

Algunos medios han dicho que había un 
encontronazo entre los hijos y Carmen

No, no, que yo sepa, no. Aprovecho para agradecer a la prensa el cariño y respeto con el que habéis tratado la muerte de mi madre y además a la prensa rosa la corona de flores tan bonita. El cariño se agradece muchísimo. Gracias.

Así zanjaba la conversación la menor de los hermanos Martínez de Irujo, dejando bien claro que no existe ningún tipo de malestar con la que fuera íntima amiga de su madre, Carmen Tello.

La mujer del torero se convirtió en su mayor apoyo durante los últimos años. El día del fallecimiento de Cayetana, Carmen se derrumbaba. “¿Qué voy a hacer ahora yo?” decía, aún sin asumir la partida de su amiga. Juntas viajaron, disfrutaron de toda la cultura que les ofreció Sevilla y Madrid, y se contaron mil y un secretos. Una fue la confesora de la otra, y, aunque existía una diferencia de edad entre ambas, su amistad no entendía de fechas.