Su vida se cantaba como una bulería, alegre y bulliciosa. Malú saboreaba el éxito.

Pero desde la muerte de su tío, el maestro Paco de Lucía, hace una semana, su corazón canta por seguiriyas: con el profundo dolor de una tragedia inesperada. Fue el gran guitarrista quien la animó, quien le presentó a Alejandro Sanz, su padrino musical, quien la valoró y le abrió camino. Él fue su guía y su mentor. La cantante, destrozada, le dedicó el concierto que dio el sábado en Zaragoza: “Las guitarras están mudas y las voces, rotas. Desde nuestra humilde posición como músicos, queremos rendirle nuestro pequeño homenaje al grandísimo maestro, al grandísimo genio, Paco de Lucía”.

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