Ojalá que algún día nos quieran cómo Pablo Sáez ama a David Delfín, o cómo este le corresponde. Se trata de un amor absoluto, entregado sin miramientos, loco, pasional y tierno. El domingo, el fotógrafo subió a Instagram un vídeo de las caricias que procuraba a su novio, a quien le detectaron tres tumores cerebrales el pasado año.

“Ñoñerías en domingo”, dice Sáez. De esa frase solo una cosa es verdad, la otra es una mentira podrida. Era domingo, pero, ni mucho menos, el gesto que tiene con su amor es ñoño. Podría ser cualquier cosa menos esa. La mano fuerte del fotógrafo toma el brazo tatuado de su pareja, que permanece amarrada a su pantalón. Él recorre los dibujos que pueblan la anatomía de su chico, abarcándolos por completo, deleitándose con él. Una caricia que conmueve y estremece no solo al que la recibe, sino a cuantos la ven. Son unos instantes en los que la vida nos deja ser testigos de lo grandioso que puede ser el AMOR de verdad. El escrito con mayúsculas y negritas.

Ñoñerías en domingo

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