De Tom Neuwirth a 'reina de Austria'. La vida de Conchita Wurst ha dado un giro de 180 grados tras su victoria en el Festival de Eurovisión.

Su look transgresor de mujer barbuda le valió ya el título de estrella televisiva hace un año, cuando se quedó a las puertas del concurso. Pero el espaldarazo definitivo le ha llegado ahora, premio en mano. Su regreso a Viena ha sido a lo grande. Antes de ofrecer un concierto frente a la Cancillería General de Viena al que asistieron más de 10.000 personas, Conchita fue recibida por el propio Canciller Federal austríaco, Werner Faymann, y el ministro de cultura, Josef Ostermayer.

Conchita Wurst
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 “Nos dice: amor y ganas de vivir. Yo le agradezco esta imagen, su carisma y sus palabras”, fueron las cariñosas palabras que le dedicó Faymann a esta activa defensora de los derechos de los homosexuales. Solo ella podía haber reunido a un público tan variopinto para escuchar su mini recital y mandarle un mensaje al presidente ruso, Vladimir Putin: “Somos imparables”, aseguró, refiriéndose a los gays.

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Conchita Wurst comenzó el concierto con 'Rise like a Phoenix', el tema con el que ganó la 59 edición del concurso, y que quiso dedicar “a todas aquellas personas que creen en un futuro de progreso. Estoy convencida de que Austria es uno de esos países. Por eso me siento honrada de haber traído este triunfo a casa“.

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