La publicación del informe Waringo, propugnado por el Gobierno y en el que se acusaba a la María Teresa de Luxemburgo de malversación y de tratar inapropiadamente a sus empleados, concluía con una noticia que cambiará para siempre la corte el Gran Ducado retirando a la Gran Duquesa de cualquier cargo o responsabilidad en este. Así, la institución ha pasado a llamarse Casa Gran Ducal a Casa del Gran Duque.
A pesar de asegurar que acatarían las órdenes indicadas tras el informe, Enrique de Luxemburgo nunca ha dejado de defender a su mujer: "El nombre se ha cambiado para centrarse en la función constitucional del Jefe de Estado, pero, para mí, la Monarquía debe ser llevada por la pareja reinante y la Familia Gran Ducal. Un poder con rostro humano, protector, que comparte el destino de todos. Tenemos la suerte de tener cinco hijos maravillosos y juntos estamos al servicio de Luxemburgo, para representarlo".

Los Grandes Duques de Luxemburgo celebran 40 años casados con nuevas fotos oficiales.
"Nuestra familia encarna la continuidad histórica y la independencia del país. Somos pareja, pero también una pareja al servicio del país. Cuando subí al trono en el año 2000, era obvio que la persona con la que iba a compartir mi vida me ayudaría en mis responsabilidades. Esta contribución es sumamente importante en la función real y la misión del Jefe de Estado. Francamente no habría podido realizar esta tarea, cargada de responsabilidades y sacrificios en términos de libertad, sin la mujer que amo a mi lado. Habría sido imposible", explicaba recientemente el Gran Duque.
Pese a sus declaraciones, María Teresa ha sido apartada de la toma de decisiones de la corte y se ha volcado en su papel de esposa, madre y abuela, especialmente con su nuevo nieto, el principito Charles. Ya no tiene un apartado propio, como antes, en la página web de la Casa Gran Ducal, pero han sido movimientos y cambios que desde el Gran Ducado se han llevado de la manera más discreta y silenciosa posible.
Ya no veremos a María Teresa atendiendo una agenda institucional, ni de manera presencial ni virtualmente como se ha mostrado durante la pandemia. Tampoco acompañará a su marido en casi ningún acto. Por su parte, y con motivo de los 40 años de casados que celebraban recientemente, ella no pudo contener su enfado ante la situación.
"Tratar de reducir la institución Gran Ducal a un solo representante de tipo presidencial es amputarla. Si bien Luxemburgo quiere ser ejemplar en términos de igualdad entre hombres y mujeres, no hay duda de que hay un matiz de misoginia en querer borrar a la esposa del Gran Duque. Nunca me permitiría reclamarme igual a mi esposo, tengo demasiado respeto por el lugar que ocupa", comentó la Gran Duquesa de Luxemburgo recordando que lleva toda una vida dedicada a la Corona. "Llevar en alto la imagen de Luxemburgo ha sido un gran trabajo. A veces pasaba más tiempo asegurándome de que esta casa estuviera a la altura de los huéspedes que recibíamos que cuidando a mis hijos que, legítimamente, me culpaban por ello. A pesar de todo el amor que nos une, a veces se sintieron solos".
[Imágenes Cour grand-ducale Luxembourg]