Casa Real Británica
· Kate Middleton
Las divertidas caras de George de Cambridge emocionado en su primera vez en la final de Wimbledon
El bisnieto de Isabel II no ha podido controlar sus expresiones de nervios y emoción sentado en las gradas junto a sus padres, los duques de Cambridge
Los duques de Cambridge no se pierden la cita anual de Wimbledon, un evento en el que este año el pequeño George ha debutado, nada más y nada menos que en la final entre Novak Djokovic y Nick Kyrigios. El principito no pudo evitar la emoción ni contener las caras de sorpresa, asombro e ilusión que le convirtieron en protagonista de la jornada.
Junto a sus padres, Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, George no dejó de atender el partido ni un momento, preguntando a sus progenitores, comentando con ellos y mostrándose inquieto por saber quién ganaría el encuentro, llevándose las manos a la cabeza y a la boca en muestra de la emoción vivida.
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Además de las muevas del pequeño y las explicaciones de su madre, George también tuvo momentos en los que no importaba nada más que el emocionante partido. También quiso pedirle explicaciones a su padre, quien paciente le enseñaba alguna de las reglas del tenis. Sin embargo, la inquietud de pequeño por saber quién ganaría solo pudo ser calmada por Kate, quien bien sabe que un partido de esta talla puede durar horas.
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Ambos padres no dejaron de estar pendientes de su hijo, dando las explicaciones necesarias y haciéndole entender la duración de un torneo como Wimbledon. Lo que sí está claro es que George de Cambridge sabe mantenerse correcto durante tanto tiempo, eso sí, sin poder contener la emoción ni las ganas de conocer el resultado final.
A sus 8 años, el pequeño principito crece a pasos agigantados, pero no deja de ser un niño. Cada vez más expuesto a la vida pública, sus padres se han encargado de que sepa mantener los modales y se convierta en un espectador discreto, a pesar de las expresiones naturales que todos los asistentes compartieron con ellos.
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Sin duda, una emocionante experiencia que el bisnieto de Isabel II terminaba con una enorme sonrisa, satisfecho de haber podido acudir junto a sus padres a un evento deportivo de esta envergadura.
Al finalizar, el pequeño pudo pasar unos minutos junto a los recogepelotas del partido y saludar otros ayudantes que estuvieron pendientes de que todo transcurriera sin ningún incidente.