Chiquito de la Calzada, fallecido a las tres de la madrugada en el hospital Carlos Haya de Málaga, murió "dormidito", según afirmaron sus familiares. Pese a que en los últimos días su salud era muy delicada, Chiquito nunca perdió su sentido del humor. Entado en la UVI, saludaba a médicos y enfermeras educadamente para luego lanzar su grito de guerra '¡al ataquerrr!' cada vez que le ponían una medicación o le tomaban las constantes vitales.
Al igual que todo el mundo, a Chiquito no le gustaba estar hospitalizado y continuamente preguntaba cuándo podría irse a su casa. No llegó a obtener una respuesta satisfactoria, pero sí algunas muy esperanzadoras, ya que la intervención en la que se le realizó un cateterismo –había sufrido una angina de pecho– había salido perfectamente. Por desgracia, una infección lo devolvió a la UVI, de la que ya no salió con vida. En la tarde del viernes "le dió un bajón y entró en coma", como desveló Paz Padilla.
Los restos mortales de Chiquito de la Calzada fueron trasladados al auditorio de la Diputación de Málaga, donde quedó instalada la capilla ardiente. El féretro fue cubierto con la bandera de la ciudad y pudimos ver coronas de sus familiares, del Ayuntamiento de Málaga y una en la que la banda ponía un 'Hasta luego, Lucas', una de las frases que Chiquito popularizó.
El domingo a las 11.30 de la mañana se celebra una misa funeral por su alma en la iglesia de San Pablo, en el barrio malagueño de la Trinidad. Posteriormente, sus restos serán incinerados en el tanatorio y está previsto un homenaje popular a las 17 horas en la plaza de Gregorio Sánchez.