La mayoría de los dolores de espalda no son resultado de ningún trastorno, sino que están provocados por malos gestos o posturas. Si el dolor que sufres no responde a ninguna enfermedad que haya que tratar, se puede aliviar, incluso hacer desaparecer, si adoptas posturas correctas al hacer tareas frecuentes. De esta manera consigues reducir el daño que sufre tu columna. Toma nota de los seis gestos que pueden ayudarte a cuidar tu espalda:

Leer con un cojín

Si no quieres cargar tus cervicales, a la hora de leer deberías acercar la revista o libro a tus ojos, y no al revés. Para conseguirlo, pon un cojín sobre tus rodillas y apoya el libro encima. Si lees en la cama, hazlo incorporada y flexionando las piernas para colocar el libro sobre las rodillas. Fuera de casa, si estás sentada en el metro o tren, por ejemplo, sustituye el cojín por el bolso o el abrigo doblado. Por el contrario, si diriges la cabeza hacia la lectura, algo muy habitual, tus cervicales se resentirán.

Llenar el lavaplatos agachada

Para no forzar la espalda a la hora de cargar el lavaplatos (levantándote y agachándote constantemente), coloca todos los platos, vasos, cubiertos... en una bandeja o cesta grande y déjala apoyada en el suelo. Luego, agáchate y, sin volver a levantarte, ponlos en el lavaplatos. Haz lo mismo cuando pongas la lavadora. Si es de carga frontal, pon toda la ropa sucia en el suelo, agáchate y cárgala desde esta posición. Es mejor agacharse que doblar la espalda para coger algo (o recoger cualquier cosa del suelo).

Hacer la cama de rodillas

Colócate de rodillas sobre una banqueta para que la cama te quede más cerca de la cintura y tus lumbares no sufran tanto.

Lavarse la cabeza y el cuerpo a la vez

No te laves la cabeza sin ducharte a la vez. Si lo haces doblada sobre la bañera o el lavabo, forzarás mucho las cervicales.

Elegir bien la escoba

La altura de los palos de las escobas o fregonas importan y mucho a la hora de dañar tu espalda. No deben ser ni demasiado altos ni demasiado cortos. Lo ideal es que al cogerlos, una de tus manos quede a la altura de tus ojos. Así no te encorvarás.

Cargar los paquetes

El peso de la compra siempre se debe repatir entre los dos brazos, pero también es importante llevar los paquetes cerca del cuerpo. Si los llevas despegados, con los brazos estirados, aumenta la tensión lumbar.