No hay un yoga mejor ni peor, el óptimo es el que hace que la persona se sienta bien y le anima a seguir practicando. Niños, jóvenes, adultos sedentarios o atléticos, embarazadas, ancianos… cualquiera puede practicar alguna modalidad de yoga. Aun cuando, en el sentido clásico, el yoga es un camino físico hacia la unidad de cuerpo, mente y espíritu, hay quien se inicia en él para incrementar la fuerza y la flexibilidad de sus músculos; quien lo hace para calmar la mente y relajarse; quien lo toma como una gimnasia para recuperarse de alguna lesión o para sentirse mejor físicamente. Cada practicante, dependiendo de su temperamento y necesidades, busca algo distinto en «su» yoga; por eso es importante, antes de empezar cualquiera de sus estilos o variantes, saber qué se está buscando y qué puede ofrecer la forma de yoga que se escoge.

Caminos múltiples

Tradicionalmente, los caminos clásicos del yoga son: el gnana (yoga del conocimiento), el bhakti (de la devoción o místico), el karma (de la acción desinteresada), el raja (yoga «rey») y el kundalini (para el despertar de la energía). Estos dos últimos son los que más seguidores tienen en Occidente: el primero a través del hatha yoga (la forma física del raja yoga) y el segundo a través de una práctica que predica la liberación de la energía del cuerpo.

El hatha yoga

El hatha yoga es el más conocido y extendido en Europa y Estados Unidos, y del que han derivado más estilos o variantes. El hatha, que en sánscrito hace referencia al sol y a la luna como metáfora de la dualidad de la vida y de las energías positivas y negativas que se combinan en el cuerpo humano, restablece el equilibrio del cuerpo, relaja la mente y reorienta las energías. El hatha yoga, y sus variantes como el anusara, el ashtanga, el iyengar o el vinyasa, trabaja el control sobre el cuerpo para favorecer el control sobre la mente y las emociones. Sin embargo, la práctica de cualquiera de estas variantes, por dinámicas que sean, no debería causar un cansancio excesivo ni adquirir el más mínimo carácter competitivo. A veces no es fácil clasificar un tipo de yoga ni establecer la frontera entre dos variantes ya que las técnicas, dinámicas y posturas (asanas) en las que se basan, se entremezclan de forma inevitable, puesto que, al fin y al cabo, se trata de una misma disciplina. Sin embargo, las numerosas variantes pueden ayudar a mejorar o a trabajar aspectos específicos tanto externos como internos.

Para mejorar la postura

Si pretende mejorar la postura y el alineamiento de su cuerpo, estilos como el hatha, el iyengar o el anusara pueden ser de gran ayuda, aunque, mientras que en los dos primeros se mantienen las posturas durante un tiempo considerable, en el tercero se pone más énfasis en la toma de conciencia de cómo fluye la energía en el cuerpo durante la práctica.

Para movilizar energía

Si lo que se persigue es la movilización de la energía, otros estilos como el kundalini o el sivananda pueden ser más recomendables. Quien busque prácticas más vigorosas, debería decantarse por el ashtanga o alguna de sus variantes, como el vinyasa-flow, que fomentan la tonificación y purificación del organismo. El bikram, que se practica en una sala a cuarenta grados de temperatura, logra una depuración rápida del cuerpo.

 

Hatha

En qué consiste. Combina la práctica de posturas (asanas) con ejercicios de respiración (pranayama) para conseguir una relajación reparadora.
Qué esperar. La práctica tradicional es lenta, consciente y regulada. Las posturas se mantienen unos segundos para estirar y flexibilizar los músculos. Los movimientos son conscientes y precisos.
¿Para quién? Beneficioso para quienes busquen la paz mental a través del movimiento suave pero intenso.
Curiosidades. Es el método más difundido en todo el mundo.

Sivananda

En qué consiste. Una práctica espiritual que enfatiza la filosofía vedanta y la recitación de mantras. Los cinco principios que constituyen su esencia son: ejercicios (asanas), respiración (pranayama), relajación (savasana), dieta vegetariana y pensamiento positivo a través de la práctica de la meditación (dhyana).Qué esperar. La sesión se inicia con relajación, sigue con un poco de calentamiento y ejercicios de respiración, y continúa con la práctica física, que se centra en doce posturas básicas. Acaba con meditación y
canto de mantras en sánscrito. Las clases suelen durar dos horas.
¿Para quién? Recomendado para quienes busquen plenitud espiritual.
Curiosidades. Cuenta con centros en todo el mundo, dirigidos por un grupo de swamis, en su mayoría occidentales.

Iyengar

En qué consiste. Hace tomar conciencia de uno a través de la atención en la precisión anatómica. Enfatiza el alineamiento de la postura y la técnica.
Qué esperar. Las posturas se mantienen durante más tiempo que en otros tipos de yoga. La mayoría de clases incluyen posturas de pie, sentadas, torsiones y posturas invertidas. Las explicaciones resultan muy detalladas y exactas, y se permite el uso de herramientas como cintas y «ladrillos» para entrar en las posturas
y mantenerlas.
¿Para quién? Está recomendado para quien necesita una explicación precisa de las posturas para su entendimiento. Puede ser útil para correcciones posturales y curación de lesiones.
Curiosidades. B.K.S. Iyengar escribió en 1966 el libro «Luz sobre el yoga», con más de 600 fotos en las que él mismo ilustraba las posturas y técnicas respiratorias. Se considera que este libro, convertido en un clásico,
llevó el yoga al gran público occidental

Ashtanga

En qué consiste. Una serie de posturas se encadenan por vinyasas (movimientos fluidos y repetitivos) y se sincronizan con una respiración muy energética (ujay), que provoca un intenso calor interno y fomenta la eliminación de toxinas.
Qué esperar. Cuenta con seis series. Se empieza por la primera y el profesor añade posturas según el alumno avanza. Las clases son muy dinámicas.
¿Para quién? Para quienes disfruten con retos tanto físicos como mentales.
Curiosidades. Ashtanga significa «ocho partes»: ashta (ocho) y anga (partes) y se refiere a sus ocho prácticas espirituales.

Kundalini


En qué consiste. Se basa en movimientos repetitivos que difieren de los estilos que derivan del hatha. El objetivo es liberar la energía (kundalini) que se concentra en la base de la columna vertebral para que avive la conciencia.
Qué esperar. Las clases se centran en kriyas o secuencias, diseñadas con un propósito terapéutico. Incluyen respiración «de fuego», cantos y mantras.
¿Para quién? Óptimo para quienes deseen una práctica espiritual intensa.
Curiosidades. A la energía «kundalini» se la llama también «el poder de la serpiente», ya que se representa formando tres anillos en la base de la columna vertebral.

Bikram

En qué consiste. Una serie de 26 posturas repetidas dos veces en una sala a 40 ºC para calentar los músculos rápido, potenciar la desintoxicación a través del sudor y aumentar el ritmo cardiaco.
Qué esperar. La mayoría de clases no incluye posturas invertidas.
¿Para quién? Los que prefieren una rutina y aprecian el calor de la India.
Curiosidades. En el 2002 Bikram creó polémica cuando patentó con copyright su serie de posturas.

Vinyasa (Flow o Power Yoga)

En qué consiste. Basado en el ashtanga pero más libre.
Qué esperar. Son secuencias fluidas de asanas, coordinadas con la respiración. Las sesiones pueden ser vigorosas o meditativas, dependiendo del profesor, que es quien marca el ritmo.
¿Para quién? Para quienes busquen ponerse en forma e inspirarse en otros aspectos de la vida.
Curiosidades. En sánscrito, «nyasa» es «poner», y «vi», «de una manera especial».

Anusara

En qué consiste. Basado en la filosofía tántrica, combina la atención a la alineación con la toma de conciencia del fluir de la energía en el cuerpo, y el objetivo de conseguir la revelación de la naturaleza divina de cada uno. Una vez el fundamento físico está bien emplazado, el practicante puede desprenderse de todo y abrirse a algo mayor que él mismo.
Qué esperar. Las clases varían según la creatividad del profesor. Cada sesión empieza con una invocación y tiene un tema orientado desde el corazón.
¿Para quién? Recomendado a quienes disfruten de las explicaciones detalladas y quieran trabajar la autoestima.
Curiosidades. En sánscrito significa «fluir en gracia».