¿Qué esconden tus dolores de cabeza?

Aunque en la mayoría de casos el estrés está tras ellos, pueden también ser un aviso de algunos trastornos

¿Qué esconden tus dolores de cabeza?

Empieza a apuntarte dónde te duele, cómo es ese dolor, en qué momentos aparece y si se acompaña de algún otro síntoma. Toda esta información es valiosísima para que el médico pueda ayudarte a dar con la causa de tus migrañas. Te adelantamos algunas de las posibles.

La regla. El dolor de cabeza puede formar parte del llamado síndrome premenstrual y también es frecuente que se dé durante la ovulación.

Anemia. Y hablando de menstruación, si las tuyas son demasiado abundantes, puedes sufrir algo de anemia y esta también se asocia al dolor de cabeza. Observa tu piel, pues cuando hay anemia suele palidecer. Y revisa con sinceridad tu alimentación: ¿seguro que no es desequilibrada?

Hipertensión. Cuando la presión arterial se altera puede aparecer cefalea, acompañada de palpitaciones y náuseas. Por eso, si tus dolores de cabeza son recurrentes y no sabes a qué achacarlos, no está de más que te midas la presión. Si te sale algo elevada, ve al médico. Y deja de automedicarte contra la migraña (si es que lo hacías), puesto que ciertos fármacos para contrarrestarla pueden aumentar todavía más la presión sanguínea.

Intolerancia alimentaria. Otra de las cosas que debes apuntar cada vez que te duela la cabeza es qué has comido horas antes. Si detectas que algún alimento se va repitiendo, coméntalo con tu médico. Es posible que padezcas alguna clase de intolerancia alimentaria.

Mala visión. Si no vemos del todo bien, forzamos la vista. Ese esfuerzo constante genera dolor de cabeza por su parte anterior. Hazte una revisión por si necesitas gafas o ajustar la graduación de las que ya llevas.

Algunas ayudas extras

Hay ciertos gestos que te ayudan a rebajar la migraña.

Presionar con los dedos. Con el corazón y el índice, presiona cinco segundos en el hueco de la nuca.

Mirar la oscuridad. Pon la cara entre las manos y abre los ojos. Mira la oscuridad un par de minutos.

Varias infusiones. Las tisanas suaves (máximo una cucharadita de café) de sauce blanco, mejorana o albahaca tienen poder analgésico y/o antiinflamatorio, por lo que calman el dolor.

Aceites relajantes. Cuando te recuestes (en la cama, el sofá...), rocía la almohada o los cojines con unas gotas de aceite esencial de lavanda. También puedes echarlas al agua del baño.

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