Te proponemos seguir con ellas un ritual de belleza cotidiano casi infalible.

1. No sin tu guante de crin

Úsalo en la ducha de forma habitual. Así tendrás tus piernas siempre libres de células muertas y de vellos enquistados. Y, encima, se activará tu circulación por lo que cualquier cosmético que te apliques después penetrará mejor.

2. Tampoco sin una buena hidratante

Como las enseñamos poco, en invierno solemos cometer el error de no hidratar las piernas a diario. Eso hace que su piel se cuartee, se descame, pique... y que, en definitiva, envejezca más rápidamente de lo que debería. Utiliza a diario una loción corporal en ellas. Busca productos que incluyan glicerina y urea, además de activos nutritivos como aceites y karité y otros reafirmantes, como proteínas o silicio.

3. Para sentirlas ligeras y sin varices

Las piernas pueden presentar diversos trastornos que ciertos cosméticos logran aliviar.

Varices y arañas: utilizando cremas y geles para piernas cansadas pueden mejorar. También los nutricosméticos son eficaces en estos casos.

Moratones: a veces aparecen por falta de vitaminas C y K o por la fragilidad de los capilares. Estos último pueden reforzarse con cremas de árnica y ruscus.

Piernas pesadas: para aliviar el hormigueo y el dolor funcionan muy bien las cremas que contienen ginseng y gingko, pues activan la circulación. Para potenciar aún más la acción de estos cosméticos, se recomienda tomar cápsulas de picnogenol y vid.

4. Para que las cremas hagan más efecto

Al margen de que contengan buenos principios activos, si aplicas las cremas correctamente, su efectividad aumenta.

En los muslos: debes efectuar pases largos hasta llegar a ingles y caderas. Y no olvides la cara trasera.

Rodillas: sobre ellas hay que realizar movimientos circulares. Insiste bien sobre el hueso, donde la piel es más gruesa y áspera.

Pantorrillas: aplica las cremas en dirección ascendente desde el tobillo, ejerciendo una ligera presión para favorecer la circulación de retorno.