El pepino es el fruto de una planta herbácea anual de la familia de las curcubitáceas, a la que también pertenecen el melón, la sandía y la calabaza. Es una hortaliza de piel verde oscuro o, en algunas variedades, amarillenta. Su interior es una pulpa blanca y acuosa con pequeñas semillas aplanadas repartidas a lo largo del cuerpo del fruto. Habitualmente se recolecta aún verde y se acostumbra a comer crudo, aunque encurtido también es muy popular.

Origen asiático

El pepino es originario del sur de la India y, desde allí, pasó a China donde ya se consumía 4000 a. C. Mucho después empezó a extenderse por el resto de Oriente y Occidente, llegando a ser muy popular entre egipcios, griegos y romanos. Durante la Edad Media se propagó por todo el Mediterráneo y parte de Europa septentrional, pero no fue hasta el siglo XIX, con el uso de invernaderos, cuando se popularizó por toda Europa.

Fuente de fibra y vitamina A

Aunque no haya estudios que lo demuestren, el pepino es considerado tradicionalmente un potente hidratante cutáneo y, por ello, se utiliza en la fabricación de múltiples mascarillas y cremas corporales. Lo que sí está comprobado es que la piel del pepino contiene un alto porcentaje de fibra y una apreciable cantidad de vitamina A, que se pierde al pelarlo. Por ello es aconsejable lavarlo bien y dejar parte de la piel adherida a la pulpa.

Regulador intestinal

Su alto contenido en fibra le convierte en un recomendable laxante que ayuda a regular la función intestinal. Además, gracias a su alta proporción de potasio y escasa presencia de sodio, es considerado un excelente diurético.

Composición nutricional

El pepino aporta sustancias muy beneficiosas al organismo. En 100 g de producto encontramos:

  • Energía: 11,73 kcal
  • Hidratos de carbono: 1,90 g
  • Fibra: 0,50 g
  • Grasa: 0,20 g
  • Proteína: 0,70 g
  • Potasio: 140,00 mg
  • Fósforo: 20,00 mg
  • Calcio: 17,00 mg
  • Magnesio: 9,00 mg
  • Vitamina C: 8,00 mg
  • Vitamina A: 28,00 ug