1. Come mucho y con frecuencia

Para adelgazar, comer como un pajarito no funciona porque enseguida tendrás hambre y esta te hará flaquear. De lo que se trata es de comer ligero, incluyendo una proteína baja en grasas (o rica en grasas saludables, como el pescado azul) y fibra (vegetales) en todas tus comidas. Además, es fundamental que comas, como máximo, cada tres horas.

2. Elabora menús que sacien sin engordar

Se denomina índice glucémico (lo encontrarás abreviado como IG) de los alimentos a la rapidez con la que los azúcares que los mismos contienen pasan a la sangre. Si es muy alto, el hambre no tarda en reaparecer. ¿Cuáles son los alimentos con un IG más bajo y, por tanto, más saciantes? Pues cereales integrales, verduras, frutas y legumbres. Prímalos.

3. Puedes darte algún capricho, pero nunca bollería

Prohibirte continuamente a ti misma ingerir determinadas cosas te generará un estrés que te impedirá seguir a largo plazo una dieta pensada para adelgazar. Lo mejor es apostar por alternativas saludables. Por ejemplo, el sabor de la algarroba es muy parecido al del chocolate pero no porta grasa y sí fibra saciante; o puedes tomar patatas 'chips' pero de verduras.

Lo que debes evitar a toda cosa es sucumbir a la tentación, por pequeña que sea (un mini cruasán, por ejemplo), de la bollería: un reciente estudio de la Fundación Española de la Nutrición llega a asegurar que es la principal responsable de los altos índices de sobrepeso entre los niños españoles (un 26% de los que tienen entre 6 y 9 años), mientras que las bebidas azucaradas tienen poca influencia, porque la mayoría de los padres solo se las ofrecen a sus hijos en fiestas y ocasiones especiales.

4. Introduce en tu dieta ingredientes 'calmantes'

Tras el impulso de picotear suele haber siempre ansiedad. Así que empieza a sustituir tus cafés o tés por infusiones de plantas como la amapola, la passiflora, la melisa... E introduce en tus menús la avena, por ejemplo (puedes añadir sus copos a los yogures, las ensaladas, incluso en la carne con la que elabores una hamburguesa): además de ayudar a equilibrar el sistema nervioso, es muy saciante.

5. Bebe más agua y cepíllate más los dientes

Cuando al organismo le falta algo de agua puede avisarnos provocándonos sensación de hambre, en lugar de sensación de sed. Por ello, antes de sucumbir al picoteo, bebe un gran vaso de agua y espera un par de minutos. O no picotearás o lo harás en menor medida. Por otro lado, también hay estudios que aseguran que lavarse los dientes puede calmar un repentino deseo de picotear: las papilas gustativas quedan satisfechas con el frescor que invade la boca.