La dificultad al levantarse podría relacionarse con el momento del sueño en que uno lo intenta, ya que el sueño se divide en ciclos de unos 90 minutos y parece que resulta más fácil despertarse en las fases de sueño más superficial que en las de sueño profundo. Pero al margen de eso, lo verdaderamente importante para levantarse bien es dormir las horas suficientes (de 7 a 8 diarias es lo que requiere el 90% de personas) para darle al organismo el descanso necesario para regenerarse y restaurar todo lo que precisa para estar despierto. Según hayamos dormido, nos costará más o menos despertarnos y nos sentiremos más o menos despejados durante la jornada. Algunos consejos para conseguir un sueño reparador son:

  • Mantener unos horarios regulares, tanto al acostarse como al levantarse, incluso en festivo, y establecer rutinas diarias para todas las actividades: trabajo, comidas, ejercicio, ocio, relajación y sueño.
  • Tomar un baño caliente una o dos veces en semana antes de irse a dormir relaja profundamente. Puede potenciarse el efecto con unas gotas de aceites esenciales de lavanda, mandarina, bergamota, manzanilla, incienso, sándalo o mirra.
  • Evitar tomar café, té, chocolate, bebidas de cola, alcohol o cualquier otra sustancia estimulante seis horas antes de ir a dormir.
  • Realizar una cena ligera y esperar un mínimo de dos horas antes de acostarse.
  • Dormir en una cama cómoda y en una habitación sin ruidos, oscura y con una temperatura constante entre 16 y 22 ºC.
  • Intentar rebajar el estrés durante el día realizando pequeñas pausas de unos diez minutos para respirar profundamente, meditar o practicar algún ejercicio de relajación o yoga.

Despertarse suavemente

Si se ha dormido las horas necesarias será más fácil programar el cerebro para despertarse a la hora deseada sin necesidad de recurrir al estresante despertador. Pero si aun durmiendo a pierna suelta las ocho horas no se puede prescindir de este artilugio, lo mejor es que emita un sonido progresivo en intensidad, preferiblemente
una música suave en lugar de una voz, un zumbido o un campanilleo. Lo ideal es poder despertar diez o quince minutos antes de que necesitemos levantarnos y, al abrigo de las sábanas, pasar suavemente de la ensoñación a la realidad. Hazlo así:

Visualiza el día de forma constructiva
Pueden aprovecharse esos minutos de despertar suave para visualizar cómo se quiere que discurra el día, ya que imaginar que algo es factible es el primer paso para que se materialice. Podemos dibujar en nuestra mente con todo lujo de detalles la resolución de nuestros problemas: emocionales, de salud, económicos… Sólo hay que creer en ello.

Respira plenamente para ganar energía
La respiración no sólo aporta oxígeno a la sangre y al cerebro, sino que además alimenta al organismo con energía vital. Dedicar unos minutos a realizar una respiración completa hace que el cuerpo reciba un mayor aporte de oxígeno, contribuye a eliminar toxinas y reduce miedos y ansiedades, otorgándonos más confianza en el proceso vital. Para practicar esta respiración puedes estar de pie o sentada con las piernas cruzadas. Se hace una espiración completa para vaciar bien los pulmones. Se inspira luego lentamente por la nariz, pero respirando sólo con el vientre y sin que se muevan las costillas. A continuación, y sin interrumpir la entrada de aire, se elevan las costillas inferiores y la parte media del tórax, de modo que el aire entre suavemente en la parte media de los pulmones. Acto seguido se eleva la parte alta del pecho para que el aire entre incluso en los vértices pulmonares. En esta última fase del ejercicio se contrae ligeramente el abdomen, con lo cual el aire es empujado hacia arriba. Estos movimientos han de hacerse de un modo continuado y sin forzar. Después se espira: se empieza aflojando la tensión de la parte alta del aparato respiratorio, se sigue con la parte media del mismo para terminar con una relajación abdominal completa. La respiración completa puede hacerse de tres a diez veces en una sola sesión, aunque el primer día puede bastar con tres bien hechas.

Practicar un poco de ejercicio
Si resulta posible por horario, realizar un paseo suave de media hora por algún espacio natural cercano a casa (parque, bosque, playa) atendiendo a la respiración, practicar taichi o nadar antes de ir al trabajo es ideal para poner en marcha el organismo, eliminar las toxinas acumuladas y los kilos de más. Puede resultar igualmente dejar el ejercicio para la tarde, tras la jornada laboral. Si no es excesivo, disipará el estrés y predispondrá a la relajación antes de dormir.

Ponte guapa
Ponerse guapa para salir a la calle es otro de los rituales más importantes del día. Aplicarse cremas, arreglarse el pelo, perfumarse, elegir una ropa de colores que nos eleven el ánimo… son acciones que pueden influir en que el día sea más alegre y estimulante. Cuando nos cuidamos nos estamos queriendo y estamos emitiendo a los demás ese mensaje de buen humor, optimismo y autoestima. Cuando nos encontramos más bajos de tono, más debemos cuidar la autoimagen.

Un buen desayuno
Aunque muchos prefieran no ingerir nada hasta bien entrada la mañana, sobre todo si cenaron tarde, acostumbrarse a levantarse un poco antes para tomar el desayuno en casa (lo ideal es hacerlo en familia) supone un acto de salud sin precedentes. Entre los alimentos más sanos que se puede ofrecer al organismo a primera hora del día destacan las frutas frescas, el pan integral con aceite de oliva o con queso fresco solo o con miel y las infusiones (té verde u otras sin teína que tonifiquen el organismo), así como el yogur o las leches vegetales. Lo importante es ingerir alimentos que aporten energía y bienestar hasta la hora del almuerzo.