1. ¿Y si tus vasos sanguíneos son más viejos que tú?

¿Crees que eso no puede suceder? Pues basta con tener la tensión alta (más de 130/90 mmHg). Si sucede de forma sostenida, los vasos sanguíneos pueden romperse causando una hemorragia cerebral; o las arterias se endurecen y estrechan y el riego se vuelve insuficiente. Mantén tu tensión por debajo de los 140/90 mmHg.

2. Fumar afecta a la actividad cerebral

Sí, cerebral, no solo pulmonar, pues favorece la acumulación de sustancias grasas en la carótida y la llegada de sangre al cerebro se complica. La nicotina también aumenta la tensión, el monóxido de carbono del cigarrillo reduce el oxígeno que llega al cerebro, el humo del tabaco espesa la sangre y la hace más propensa a coágulos...

3. Dale a tu cerebro la dosis justa de alcohol

El Manipal Teaching Hospital de Pokhara (Nepal) establece el abuso del alcohol entre los principales factores de riesgo del ictus. El Periódico de la Sociedad Médica Americana fija que más de 60 g diarios (6 medianas de cerveza) aumenta el riesgo un 64%. En cambio, asegura que tomar de 12 a 24 g hasta lo reduce un 28%.

4. ¿Se te acelera el corazón de vez en cuando?

La arritmia más común, la fibrilación auricular (las aurículas se contraen a muy alta velocidad y de forma irregular) está tras el 35% de los ictus: puede provocar coágulos que lleguen al cerebro. Aunque no la tengas diagnosticada, si a menudo notas palpitaciones, te cansas demasiado al caminar... ve al médico.

5. Los triglicéridos también juegan un papel esencial

Según varios estudios (del danés Hospital Universitario de Copenhague, del israelí Hospital Sheba...) tener muy altos los triglicéridos, aunque el colesterol sea normal, aumenta el riesgo de ictus. Hazte analíticas para conocer el nivel de las grasas de tu sangre. Si es elevado, puedes necesitar modificar tu dieta o incluso medicarte.

6. El azúcar en sangre puede ser un agravante

Desde la Universidad de Vanderbilt (Tennessee, EE. UU.) afirman que la diabetes mellitus tipo 2 (la más común) aumenta el riesgo de ictus: el exceso de azúcar en sangre daña los vasos sanguíneos cerebrales. Además, tener el azúcar alto en el momento del ataque agrava el daño cerebral. Mantenlo bajo control con la dieta, el deporte...

La dieta, tu mejor aliada

  • El antiestético y peligroso 'flotador' en la cintura. A mayor Índice de Masa Corporal (resultado de dividir el peso entre la altura), más posibilidades de sufrir un ictus. Las cifras saludables se sitúan entre 18 y 24,9. Y es que la obesidad acarrea hipertensión, colesterol, diabetes... En concreto, los depósitos grasos en el abdomen se relacionan estrechamente con el ictus.
  • El poder de caminar y tomar pescado. Caminar 30 minutos al día aleja la enfermedad cerebrovascular. Como seguir la dieta mediterránea, evitando la sal y las grasas saturadas. Según la Escuela de Medicina de Nanjing (China) tomar 20 g de proteína al día, mejor pescado, reduce el riesgo de derrame cerebral un 26%.
  • La protección del tomate, el té y el chocolate. La Universidad de Finlandia Oriental asegura que a más nivel en sangre de los antioxidantes del tomate (licopeno y otros), menor riesgo de ictus. Igual pasa con los del chocolate (flavonoides), según el British Medical Journal; y los del té verde (catequinas), asegura la revista de la Sociedad Americana del Corazón.

Reconoce sus síntomas: actuar rápido para que el ictus no deje secuelas

Los accidentes cerebrovasculares son 'tiempo dependientes': suelen presentarse bruscamente pero si se actúa en las 6 horas siguientes, pueden no dejar secuelas que, en caso contrario, llegan a ser muy graves.

Señales claras

  • Pérdida de equilibrio: y/o vértigos y mareos, dificultad para caminar sin ayuda y para orientarse o coger objetos.
  • Habla dificultosa: el cerebro transforma los pensamientos en palabras. Al faltarle el riego, puede costar articularlas.
  • Media sonrisa: si la persona intenta sonreír y solo se le eleva una parte del labio, un ictus puede estar detrás (sobre todo si tampoco levanta bien el brazo del mismo lado).
  • Visión borrosa o doble: la obstrucción en los vasos cerebrales afecta a los que van del cerebro a la retina. A veces se pierde por completo la visión.
  • Dolor de cabeza fuerte: y repentino en el lado en el que ha ocurrido la hemorragia.

Y no olvides que...

  • Irritarse y las horas extras perjudican. Si ya hay algún factor de riesgo cardiovascular, un ataque de ira triplica las opciones de embolia en las dos horas siguientes, según la Escuela de Salud Pública de Harvard (EE. UU.). Y en 'The Lancet' afirman que trabajar 55 horas semanales eleva un 33% el riesgo de ictus respecto a trabajar 35.
  • Mezclar la 'pildora' y el tabaco multiplican por siete el riesgo de sufrir infarto cerebral.