La bronquitis casi siempre aparece después de un resfriado o de un cuadro gripal. La principal característica es la presencia de tos, que puede ser productiva (si además hay mucosidad) o seca (no productiva e irritante) y que suele empeorar por la noche. Pero hay otros síntomas que también suelen aparecer.

Señales para que empieces a actuar

Sibilancias. Lo primero que puede detectar la persona afectada es que la tos se acompañe de “silbidos” en el pecho.
Fatiga. Es habitual sentirse agotado al realizar cualquier esfuerzo, es lo que se conoce como disnea y sucede porque cuesta respirar con normalidad.
Dolor de garganta, fiebre... Puede confundirse con un resfriado fuerte, pues no es raro que aparezcan también síntomas propios de catarro como dolor de garganta, congestión nasal e incluso fiebre poco elevada.
La tos puede ser muy molesta y constante, provocando la aparición de dolor torácico y fatiga nocturna al no poder descansar.

Las causas de las bronquitis

En un 90% de los casos (es decir, prácticamente en su mayoría) las bronquitis son producidas por virus.
El tipo de virus varía según la época del año, siendo más comunes los de la gripe o influenza A y B en invierno, y el echovirus en verano.
El humo del tabaco o agentes químicos fuertes como el amoníaco o la lejía, también pueden inflamar los bronquios.
En raras ocasiones están producidas por bacterias u hongos, y eso suele ocurrir en pacientes con afectación de las vías aéreas, como las personas intubadas.

Así se contagia

Normalmente son los virus del catarro y la gripe los causantes de la bronquitis, por lo que la forma de contagio es la misma: mediante el aire si un enfermo tose cerca de nosotros, o nos da la mano sin habérsela lavado antes y luego nos tocamos las mucosas sin darnos cuenta. Por eso la higiene es básica para evitar el contagio.

¿Sabes cómo afecta a los bronquios?

Nuestra tráquea se divide en su tramo final en dos tubos, que son los bronquios, y se encargan de llevar el aire a los pulmones.
Si se infectan se inflama el árbol bronquial, provocando un aumento de la mucosidad que dificulta el paso normal del aire, dando lugar a síntomas respiratorios.
Si la inflamación se prolonga en el tiempo o reaparece hablamos de bronquitis crónica. Si es puntual y dura menos de 6-8 semanas se trata de bronquitis aguda.

¿Sabías que...?

Los fumadores tienen más riesgo de sufrir bronquitis crónica. Y una vez se ha cronificado no tiene cura: solo se pueden aliviar los síntomas y, por supuesto, hay que dejar el tabaco.

 

Cuándo es una urgencia médica

Las bronquitis suelen solucionarse en un par de semanas sin mayores problemas y tomando algún fármaco para aliviar los síntomas, pero hay ciertas señales que pueden revelar un problema más grave, por lo que debes acudir enseguida al médico.

Si tienes fiebre elevada o que dura más de 3-4 días, dolor en el pecho, dificultad para respirar, moco verde o con sangre, los síntomas duran más de 15 días o se sufre una enfermedad pulmonar como EPOC hay que acudir al médico para descartar una neumonía.

Descartar una neumonía. ¿Qué tipo de pruebas puede hacerte el médico?

En principio, para diagnosticar la bronquitis basta con valorar los síntomas clínicos del enfermo y realizar un sencillo examen.
El médico realiza una exploración física y escucha el pulmón con un fonendoscopio. En caso de bronquitis, la respiración se escucha diferente a la de una persona no enferma. Solo se recurre a pruebas médicas si se sospecha de neumonía (infección en el pulmón que puede estar producida por virus como el de la gripe, o bacterias como el neumococo). En estos casos se puede hacer un cultivo de esputo, una espirometría o una medición de la saturación de oxígeno, pruebas útiles para diagnosticar la neumonía, pero no para la bronquitis. Lo mismo ocurre con la radiografía de tórax. Si hay taquicardias se recurre a otro tipo de pruebas para descartar otros trastornos.

Cómo alejarla o aliviar los síntomas si ya la tienes

Qué hacer para evitarla. El riesgo de bronquitis aumenta si se ha padecido una infección respiratoria reciente o se sufre asma.
Como en todo proceso vírico, lo primordial es evitar el contagio con una adecuada higiene de manos y evitando el contacto con personas enfermas. Los ambientes húmedos y fríos la favorecen, pero la clave es no fumar ya que dispara el riesgo. Vacunarse de la gripe puede ayudar, pero es el médico quien debe decidir si conviene.

¿Y si ya te has contagiado? Una vez diagnosticada la bronquitis, lo principal es abandonar el tabaco y evitar productos irritantes como lacas de pelo o lejías. Beber más líquidos (agua, infusiones, caldos caseros) es muy útil porque ayuda a eliminar el moco. Los humidificadores con vapor frío combaten la sequedad excesiva suavizando la tos nocturna.

¿Antibióticos? No se aconsejan. Solo si se sospecha de sobreinfección bacteriana está indicado tomar antibióticos. Por tanto, si te automedicas con este tipo de fármacos únicamente provocarás resistencias bacterianas por su mal uso y luego no serán eficaces cuando los necesites. Deben tomarse solo bajo prescripción médica.

¿Qué pueden recetarte para reducir las molestias? Los broncodilatadores pueden aliviar los síntomas si hay obstrucción aérea. También los analgésicos, antipiréticos, descongestionantes nasales y mucolíticos pueden ser útiles para reducir las molestias. En ocasiones se trata con antivirales, pero se ha visto que no aportan grandes beneficios. Aunque la bronquitis aguda mejora en unos 15 días, la tos puede durar más tiempo tras haberse curado la infección, por lo que no hay que alarmarse a no ser que vayas a peor.