Escoge bien tu hidratante

Para que realmente sea efectiva, debes acertar con los ingredientes de su fórmula; además, no es lo mismo usar una crema, un gel, una loción...

Escoge bien tu hidratante

Glicerina, urea, ácido hialurónico, ácido láctico... ¿Qué ingredientes necesitas? ¿Dónde debes aplicarlos?

Glicerina. Es una sustancia higroscópica –explica la doctora Constanza Bahillo, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV)–, que absorbe la humedad ambiental (como el sorbitol o el propilenglicol)". "Luego la traslada a la piel –añade Carmen Navarro, directora de los centros estéticos del mismo nombre–. Es ideal para hidratar codos, rodillas y pies".
Urea y ácido láctico. "La primera es el ingrediente estrella para los talones agrietados", explica Navarro. Y es que tanto la urea como el ácido láctico, "además de hidratar, producen acción exfoliativa, perfecta en zonas muy secas", comenta la doctora Bahillo.
Ácido hialurónico. "Con gran capacidad de retener el agua, sobre el rostro resulta espectacular" asegura Mónica Ceño, experta en piel de L'Oréal Paris. Es un potente antiarrugas, imprescindible en las faciales a partir de los 30.
Aceite de oliva. "Sus ácidos grasos omega 3 y antioxidantes alivian la sequedad y calman las pieles irritadas. Y previene las patas de gallo", asegura Navarro.

El tipo de producto que te conviene

Al margen de su formulación, no es igual utilizar una crema que un gel o una loción o aceite facial. Cada tipología actúa de manera muy diferente y está indicada para pieles concretas.
Emulsión. Es una hidratante de consistencia ligera formada por aceite y agua, pero con menos del primero que de la segunda. Por ello se recomienda para pieles grasas y mixtas.
Loción. Es más densa que la emulsión, pero más ligera que la crema. En general, cualquier tipo de piel la acepta bien.
Crema. Suele contener más aceite que agua y por ello es muy hidratantes. Las pieles secas y envejecidas son las que mejor provecho sacan de las cremas.
Crema en gel. Si tu piel es especialmente grasa y suele presentar acné o granitos, apuesta por este tipo de hidratante, que no obstruye los poros. Es muy ligero y se absorbe a gran velocidad.
Aceite facial. Se puede utilizar directamente pero también está la opción de añadir unas gotas a tu hidratante habitual en momentos en los que te notes la piel muy seca o incluso falta de luminosidad. Este formato es muy recomendable para aplicarlo después de haber exfoliado, pero no es apto para cutis grasos.
¿Hidratante o nutritiva? Es otra diferencia a tener en cuenta. Simplificando, hidratar es aportar agua a la piel; nutrirla es 'alimentarla' con lo necesario para reforzar su barrera natural. No prescindas de los cosméticos específicos de noche, son los que se encargan de nutrir.

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