Cutis más sano: la limpieza que necesita tu piel

La limpieza del rostro es el punto de partida común a cualquier tratamiento de belleza. Si se realiza de forma minuciosa y con los productos adecuados, la piel está más sana, suave y recupera el aspecto luminoso

Cutis más sano: la limpieza que necesita tu piel

Dos veces al día y todos los días del año. Es una de las reglas que te permitirá tener, a largo plazo, una 'buena piel'. Gracias a la limpieza del rostro, se retiran los restos de polvo y secreciones y se reequilibra el pH cutáneo. Solo en estas condiciones la piel está preparada para recibir y aprovechar al máximo los tratamientos adecuados.

Algunas mujeres piensan erróneamente que si no se maquillan no necesitan usar una limpiadora. Sin embargo, este hábito de belleza es fundamental y, de hecho, convendría hacerlo una vez por la mañana, al levantarte, para preparar la piel y aumentar la efectividad de las cremas que te pondrás después, y otra antes de acostarte para eliminar impurezas acumuladas.

Acertar al elegir

La elección de la textura depende del tipo de piel, el uso o no de maquillajes resistentes al agua y nuestros gustos. Las limpiadoras más ligeras (las aguas micelares y las que se retiran con agua) son las favoritas de las pieles jóvenes y grasas, las cuales no toleran bien la fina película que dejan las limpiadoras sin aclarado. En cambio, las pieles secas y sensibles agradecen el contacto con fórmulas más ricas en componentes emolientes y suavizantes, que disuelven la suciedad al tiempo que respetan la integridad del manto hidrolipídico cutáneo.

Así se utilizan. Las limpiadoras con aclarado se aplican sobre la piel húmeda y con movimientos circulares. Si se usa una limpiadora sin aclarado, previamente hay que verterla entre las manos para que adquiera la temperatura de la piel. Se reparte con los dedos por el rostro y se extiende hacia el exterior y el cuello pasando una mano tras otra. Se retiran con agua o un pañuelo de papel y, para que no queden restos de producto que puedan irritar, se recomienda aclarar con abundante agua tibia y secar inmediatamente con suaves presiones. Si se usa una leche, crema o aceite desmaquillante, los restos se retiran con un pañuelo de papel.

Recuerda usar después el tónico y la hidratante. El tónico (o el agua termal) retira los restos de iones del agua, cierra los poros, activa la microcirculación y recupera el pH de la piel. Se empapa un algodón y se aplica con ligeros golpecitos por todo el rostro, sin frotar.

Y después, las nuevas mascarillas

Las nuevas mascarillas desincrustantes arrastran las células muertas: se aplican con un masaje circular sobre la piel seca o ligeramente húmeda. Se dejan actuar 5 minutos y se aclaran con abundante agua tibia. Gracias a sus ingredientes absorbentes (arcilla, caolín talco), la piel queda limpia y sin brillos. Esas sustancias 'atrapan' la grasa, mientras que los componentes exfoliantes que también llevan (ácido salicílico) disgregan las células acumuladas.

Cada cuánto aplicárselas: conviene hacerlo dos veces por semana en las pieles acneicas y cada 15 días en el resto.
 

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