Acostumbran a afectar a los músculos de las pantorrillas y los muslos y son bastante frecuentes los calambres de los pequeños músculos de la planta del pie, que causan flexión de la planta y agarrotamiento de los dedos. ¿Qué los provoca? Muchas veces se producen sin motivo aparente durante la noche y son más frecuentes a partir de los 50 años. Pero también pueden producirse en otras situaciones:

  • Mientras haces deporte. Tu musculatura te avisa de que quizá se está produciendo una sobrecarga. En este caso, es posible que el esfuerzo no sea el apropiado o que no hayas calentado antes del ejercicio.
  • Las posturas forzadas, por ejemplo si has estado sentada durante mucho tiempo, sobre todo si el asiento es duro o si no has estado cómoda, pueden acabar produciendo calambres musculares.
  • Una hidratación inadecuada también puede predisponer a que tengas una rampa, así como la falta de potasio, calcio o magnesio. Para evitarlo, sobre todo cuando hagas ejercicio, bebe suficiente agua o una bebida isotónica, y toma plátanos o zumo de naranja (ambas frutas son ricas en potasio).
  • El frío es otro de los factores, ya que agarrota los músculos; tenlo en cuenta si nadas en el mar. Por otra parte, el calor excesivo también los puede facilitar, ya que una sudoración importante provoca pérdida de agua y sales minerales.
  • Cuando estás nerviosa se produce una mayor tensión en toda la musculatura, lo que puede facilitar la aparición de calambres. También es más probable que padezcas contracturas de la zona lumbar.
  • Una respiración muy rápida puede causarlos. En una crisis de ansiedad la respiración se acelera. Esto puede provocar una alteración en el funcionamiento del calcio sanguíneo, que es el encargado de regular el funcionamiento de los músculos. En este caso quizá sentirás que tus manos se agarrotan o que la musculatura de tu rostro está tensa. Para aliviar estos calambres, intenta respirar lentamente en una bolsa de plástico. El hecho de volver a inspirar el aire que acabas de espirar ayuda a corregir los trastornos que ha producido la respiración agitada durante la crisis.

Cómo actuar para reducir el dolor

Si se produce en reposo, a veces es suficiente con cambiar de postura. Intenta estirar el músculo tirando del brazo o la pierna afectada. Es importante hacerlo con suavidad, ya que de lo contrario la contractura podría hacerse más intensa. Y si no cede con un estiramiento suave, intenta relajar el músculo:

  • Si es en la pantorrilla, la flexión de la rodilla y del pie ayudará a relajar los gemelos. Para conseguirlo, puedes arrodillarte en una superficie que no sea demasiado dura ni fría.
  • Si es en la parte anterior del muslo, flexiona la espalda hacia delante, como si intentaras tocar con las manos la punta de los pies.
  • Cuando se produce en las manos, cierra suavemente el puño con el pulgar debajo de los otros dedos.
  • También puedes aplicar calor en la zona con una esterilla eléctrica o agua caliente. El calor tiene un efecto relajante de la musculatura.
  • Beber tónica puede mejorar los calambres, ya que su contenido en quinina resulta beneficioso. Y si el dolor persiste puedes tomar un analgésico o un antiinflamatorio.