Se acerca el buen tiempo y vuelves a plantearte perder algunos kilos. Pues si quieres lograrlo sin dañar tu salud, empieza por no saltarte ciertas premisas.

1. No sigas la dieta que le funcionó a tu amiga

Te asegura que por fin ha encontrado una dieta infalible con la que se ha librado, en un plis, de su sobrepeso. Pues no cometas el error de pedírsela esperando lograr los mismos resultados: lo más probable es que acabes frustrada. Si a ella le ha ido tan bien seguramente sea porque se la ha diseñado un profesional (médico o nutricionista), adaptándola a sus necesidades, su estado de salud... que pueden ser muy diferentes en tu caso. Cópiala, sí, pero en lo que se refiere a buscar tú también el asesoramiento de un experto.

2. Reduce de forma paulatina el número de calorías

Uno de los errores más habituales que comenten quienes quieren perder peso rápidamente es reducir de forma drástica la ingesta calórica y energética así como excluir de sus menús determinados grupos de nutrientes cuando, en realidad, el organismo los necesita todos en su justa medida. Dietas como 'la de la alcachofa', o 'la de la piña' suelen basarse en un solo alimento o centrarse en los hidratos de carbono o las proteínas. El resultado es una alimentación deficitaria en mayor o menor medida, que si se sigue de forma prolongada puede acarrear alguna carencia nutricional que ponga en peligro la salud.

3. Proponte perder, como máximo, 1 kilo por semana

Una pauta de alimentación adecuada junto con el incremento de la actividad física, debe permitir perder entre 500 gramos y un máximo de 1 kilo por semana aproximadamente. Si una dieta promete resultados que superan esa cifra, hay que desconfiar, puesto que es posible que se pierdan, pero también que se recuperen igual de rápido. Además pueden provocar deficiencias en los nutrientes básicos para nuestro organismo.

4. Haz cada día todas las comidas

La cena es la gran damnificada de las dietas porque existe la falsa creencia generalizada de que eliminar la ingesta de alimentos por la noche ayuda a perder peso más rápidamente. Esto no es así, el cuerpo necesita una regularidad en la recepción de alimentos (que se corresponde con las cuatro comidas diarias principales y los tentempiés entre horas) para mantenerse sano. Si prescindes de la cena, sacrificas nutrientes, acumulas hambre y psicológicamente piensas que, como no cenas nada, puedes excederte en otras ocasiones.

Del mismo modo, tomar solo fruta en la última comida del día tampoco es recomendable puesto que supone una ingesta excesiva de azúcares. Lo mejor es apostar por una cena ligera pero completa, que incluya todos los grupos de alimentos. Por ejemplo, una tortilla de cebolla pochada con poquísimo aceite, acompañada de alcachofa a la plancha, una rabanada de pan integral y una pieza de fruta.

5. Complementa tu dieta con ejercicio

Puede que pensar en la idea de ir al gimnasio de forma regular te dé muchísima pereza. Pero es que no es imprescidible hacerlo para perder peso. Aunque ninguna dieta puede triunfar del todo si no va acompañada de un aumento en la práctica de ejercicio, basta con que salgas a correr (o incluso a andar a paso ligero) regularmente, que subas más escaleras...