1 La lentitud, el secreto de la longevidad

La tortuga y el elefante son animales de respiración muy lenta y, curiosamente, de los más longevos. Varios estudios han demostrado que un ritmo respiratorio de 8 o menos respiraciones por minuto (5 segundos inspirando y 5 exhalando) estimula la glándula pituitaria, responsable de numerosas funciones vitales y de nuestro bienestar.

2 Y tú, ¿tienes un ritmo adecuado de respiración?

Cuando pasas de 20 respiraciones por minuto es probable que se deba a un problema de salud (la frecuencia normal es de 8 a 16). Además, la capacidad de inspiración máxima es de 3,5 litros; sin embargo, no solemos pasar del medio litro. La mayoría de nosotros, por tanto, no conseguimos una plena oxigenación del cuerpo.

3 Qué le pasa a tu organismo si no lo oxigenas bien

El corazón y el cerebro son dos de los órganos que más oxígeno necesitan para funcionar bien. Una respiración encorsetada puede crear arritmias, falta de memoria, de concentración y bajo rendimiento intelectual. El sistema digestivo también se resiente, lo que puede provocar una acumulación de toxinas en el organismo.

4 Inspira como si tu abdomen fuera un globo

Para respirar bien, debes hacerlo de forma profunda, sutil y lenta. Al inspirar, concéntrate en levantar el abdomen y llenar conscientemente de aire la parte inferior, media y superior de los pulmones. Mientras contienes el aliento, siente cómo se expanden las costillas en la parte anterior y posterior de tu cuerpo.

5 Exhala como si tu cuerpo fuera un fuelle

Cuando dejes ir el aire de tu interior, debes contraer el diafragma como si fuera un fuelle y vaciar completamente los pulmones antes de respirar de nuevo. En general, deberíamos respirar como un bebé. Ellos inhalan y exhalan de forma rítmica y profunda, subiendo y bajando el abdomen más que el pecho.

6 Y hazlo siempre por la nariz porque...

Permite atemperar el aire para que llegue a los pulmones a la temperatura adecuada. Además, ayuda a dosificar su entrada según la actividad que se esté realizando. Si respiras por la boca, se pierde su función de calentar y humedecer el aire, de controlar la entrada de virus y bacterias, y de recibir olores que aportan información.

7 El poder analgésico de la respiración

Seguro que cuando te han puesto una inyección, o antes del 'tirón' cuando te depilas, una respiración profunda ha tenido efectos analgésicos y te ha dolido mucho menos.n Úsala si notas molestias en la espalda. Prueba a dirigir la inspiración a la zona del dolor, exhala desde allí, permitiendo que se relaje el punto de tensión y baje el dolor.

8 También para regular estados de ánimo

Igual que hay estados de ánimo que desequilibran la respiración (el miedo, la inhibe; la ansiedad, la acelera; la tristeza, la ralentiza; el estrés, la entrecorta...), respirar de forma consciente puede ayudarnos a recuperar el equilibrio. Parar y hacer respiraciones profundas, te ayudará a conectar con tus emociones y a relajarte.

9 ¿Cómo puedo volver a tomar el control?

Túmbate, cierra los ojos y escucha el sonido de tu respiración, visualiza su recorrido. No debes juzgarla ni cambiarla, solo obsérvala. Tras unos minutos, cuando hayas aceptado que tu respiración es la que es, dale un ritmo. Equilibra la duración de la inspiración y la espiración y respira de manera consciente unos minutos más.

10 Un mantra que te lo pone más fácil

Practicar la respiración consciente a diario hará que tu respiración inconsciente se haga más profunda y oxigenes más. Para facilitar su práctica, usa el mantra 'so-ham', palabra sánscrita que puede traducirse como 'estoy aquí'. Emite el sonido 'so' al inspirar, y el sonido 'ham' al exhalar, te servirá para centrar tu atención.