¡Tiene novio! ¿Quién? ¡Carmen Lomana! ¡Y encima, italiano! Ella me dice pudorosamente “estamos empezando”, pero, oigan, se ha ido a Milán para estar con él, o sea que la relación no es cualquier cosa. ¡Y empieza a hablar un poco con acento italiano, como las novias de Lequio sin ir más lejos!. “Ha sido un flechazo, eso de que éramos amigos y me di cuenta de que queríamos algo más no va conmigo…” Con Carmen hablamos mucho de amores y de hombres. Conocí a su anterior pareja, Ángel Casaña, era compañero en El Mundo, un tío atractivo en ese estilo varonil y sin florituras que tienen los andaluces. Pero, con Carmen, se convirtió en un dandy que ríete tu del príncipe Charles (Carmen pronuncia Sharls porque es bilingüe). Ignoro si Ángel ha vuelto a su ser natural o el efecto Lomana continúa manifestándose en él aunque no estén juntos. Me asombra que Carmen ahora se haya ido a enamorar de un extranjero pero me confiesa con ese aire entre despistado e irónico que exhibe siempre, “yo no soy nada de producto hispánico”. ¡Anda, pues como Puigdemont!