Siguen temiéndola. A Cristina Blanco. Todas. Las Campos, Rociito, Belén, Lara… ¡todas! Y no evitan hablar de ella por cariño, sino por miedo. “La información es poder”, decimos los clásicos. Y así es en el caso de la Blanco, que no se llama Cristina sino Manuela. Y no es de Madrid, sino de Extremadura.

Lianta e intimidatoria

Muy hábil, sonsacaba secretos inconfesables con precisión de cirujano, y era tan lianta que, por ejemplo, a Rocío Carrasco, casada con Antonio David Flores, le mentía: “No te fíes, ¡te engaña!”. Eso, unido a un temperamento perverso, espíritu vengativo y el talante supersticioso de sus clientas, la hacían imbatible. “Su forma de asustar a la gente para cobrar cantidades astronómicas era terrorífica”, me confiesa una de sus víctimas.

Un redactor de ‘Día a día’, donde colaboraba junto a la bruja buena Esperanza Gracia, me cuenta que “cuando Telecinco decidió que María Teresa la despidiera a raíz del vídeo, la Campos pasó uno de los peores ratos de su vida. ¡Estuvo en su camerino armándose de valor durante horas! ¡Se c… de miedo! Después cogió un herpes, y ella lo achacaba a una maldición de la bruja”. En Marbella todavía recuerdan, en el verano del 2000, a Cristina Blanco, la añorada Maika Vergara, y Belén Esteban. ¡Las llamaban ‘el trío de la benzina’! Cristina pretendía pagar su estancia en el Coral Beach con unas fotos de Rociito en sus instalaciones, pero no lo consiguió.

Y me relatan una anécdota divertida de la Esteban. “Cristina era su mentora, y le sugirió que Maika le hiciera un reportaje en un entorno lujoso para darle un toque elegante a su imagen. Hablaron con Olivia Valère, dueña de la sala de fiestas, para que prestara su suntuosa villa a la ‘famosísima’ Belén Esteban”. La Valère accedió encantada, pero cuando apareció el reportaje se presentó en casa de Maika para arrojarle la revista a la cara gritándole: “¡Tú me dijiste Ana Belén! ¡No voy a dejar mi chalet a esta rubia teñida que nadie sabe quién es y, que además me importa una… merde!”.