A Pitita Ridruejo le dio por la virgen. En una comida en casa de Alessandro Lequio, le empezó a hablar a doña Sofía de las apariciones de El Escorial, y la reina escuchaba tan arrobada que, al final, don Juan Carlos intervino a gritos desde el otro extremo de la mesa, donde estaba coqueteando con Antonia Dell’Atte (entonces casada con Lequio): “¿Quieres callarte de una puñetera vez? ¿No ves que esa boba se lo cree todo?”.

Por cierto, a nadie extrañó que Juan Carlos se emocionara tanto en el funeral de Rubalcaba. El último servicio que este prestó a la corona fue asegurar el trámite parlamentario para que el rey emérito fuera judicialmente inimputable. ¡Ay, cuántos secretos se ha llevado a la tumba el ilustre socialista! ¡Lástima que siempre se haya negado a escribir esas memorias a precio de oro que varias editoriales le propusieron!