Pilar Eyre

Pilar Eyre

Bibiana Fernández
A. Bofill (Cedida Liceu)

"¿Qué demonios hacía Bibiana Fernández interpretando a la condesa de Crakentorp en el Liceu?"

Más música. Estaba yo escuchando, arrobada, con los ojos cerrados, la prodigiosa aria de los nueve 'do de pecho' de 'La fille du Régiment' a cargo del tenor mexicano Javier Camarena. De pronto un murmullo de voces me sobresaltó ¡en el elegante Liceu la gente levantaba la voz, exaltada por algo que pasaba en el escenario! Miré: una mujer muy alta, elegantísima, vestida con vaporosa gasa lila, daba un golpe en la tarima y con voz de bajo profundo decía, “mamarracha”. ¡Era ella, era Bibiana Fernández! ¿Qué demonios hacía allí, interpretando a la condesa de Crakentorp, el único personaje de esta ópera de Donizetti que no canta? “Es un papel que siempre han hecho personas ajenas a la ópera, desde Ángela Molina hasta Ángel Pavloski”, me explica uno de los productores, “¡y en Estados Unidos incluso una jueza de la corte suprema!”. Después, Bibiana salió a saludar y si no fuera herejía, diría que recibió más aplausos que el tenor. Ahora, eso sí, se retiró modestamente a un imposible segundo plano, donde su cabeza sobresalía como un bello y refinado periscopio.
Y es que, para los catalanes, Bibiana es 'la nostra Bibi'. Casualmente, el Liceu está al lado de donde empezó su andadura artística, el Barcelona de Noche. A mí me habló de ella por primera vez el fotógrafo Oriol Maspons, que la había retratado semidesnuda encima de una moto de gran cilindrada: “¡La mujer más guapa de España!”. Le pregunté cómo era en plan persona, “una mezcla peculiar, ingenua pero consciente de lo que vale, ignorante e inteligente, y tiene un punto canalla, pero con mentalidad burguesa”. ¡Uf, y de todo esto hace ya cuarenta y tres años!

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