Qué bonitas fotos te hacen, entrañable Paula. Con tu pícara sonrisa, tus botas peludas, tus gorros graciosos, tus posados naif con Micky Mouse, muñecos de nieve y amiguitas. Eres dulce, traviesa, la vecinita que todos querríamos tener, la nuera adorada, sí, pero…

Basta, maldita sea. Qué harta estoy de ti, querida niña. Qué aburrimiento profundo, qué odio atroz me producen esas botas, esos gorros, esas sonrisas. ¡Te estás convirtiendo en una pelmaza como Genoveva Casanova, Valeria Mazza y Paloma Cuevas todo en una! Tengo pesadillas en las que repites en bucle “de este tema no voy a hablar”, mientras suena una canción de Bustamante. Ah, un momento, sales en la tele y parece que vas a comentar que… sí, ahí… este tema… no voy a… zzzzz.