No solamente porque es la rival de nuestra querida princesa del pueblo, sino porque nos desconcierta con su actitud, un día rubia, otro día morena, un día doctora, otro día paciente, un día sensata, otro día… En fin, otro día. Es difícil sentir simpatía por usted.
Sí, pero…
Hablando en plata, ¡merecería usted un monumento! Porque usted solita levanta una maquinaria de un peso descomunal cada día, decenas de páginas en prensa escrita, horas y horas de televisión con audiencias estratosféricas y personas inteligentes opinando sobre sus avatares ¡y eso no lo consigue nadie! ¡Lo que daría cualquier escritor, cantante, pintor, por despertar tan gran interés mediático! Y ahora la dejo, que voy a hacer una colecta para construirle el monolito y, si nadie dona un euro, ¡lo voy a poner de mi bolsillo! ¡Ojo! ¡Que eso, viniendo de una catalana, no es cualquier cosa!