"Letizia tiene los brazos delgados pero unos bíceps de aquí te espero"

letizia

Letizia en persona, caray. Mueve mucho los brazos al hablar, unos brazos delgados pero con unos bíceps de aquí te espero. Tiene piel de porcelana, es expresiva y se le balancean los pendientes con su risa alborotada, tiene memoria borbónica para los nombres, y concita a su alrededor hombres y mujeres que la escrutan con detenimiento, pero a ella parece no importarle, se comporta con naturalidad.

Era la estrella de la fiesta del premio Planeta sin duda ninguna, todos se le acercaban como polillas atraídas por la luz, mientras el Rey se movía parsimoniosamente cruzando una y otra vez el largo salón hablando con el conseller de Cultura, Santi Vila. Me acerqué: “señor, ¿está contento en Barcelona?”, “siempre se está contento en Barcelona” (reconozco que ni la pregunta ni la respuesta son dignas de consignarse aquí, pero es lo que hay).

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A Letizia me la encontré en el baño. Iba acompañada por un oficial con uniforme y cuatro escoltas, y yo, acordándome de otros tiempos, intenté darle la mano ¡doña Sofía te reñía sin palabras, con un golpe de muñeca te obligaba dulce pero firmemente a hacerle una reverencia! Letizia me dio dos besos y me habló como si fuéramos íntimas ¡llamadme vendida, pero yo le hubiera entregado vida y hacienda y me hubiera ido a las cruzadas por ella! ¡Me hubiera arrojado a una orden suya por la ventana! ¡Larga vida a la reina!

Diez minutos antes de que se fallase el premio, me acerqué a saludar a Dolores Redondo, que ya se perfilaba como ganadora. Estaba aparentemente tranquila, pero cogía la mano de su marido con tanta fuerza que tenia los nudillos blancos.

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