¡Un año juntos, Isabel y Mario, tachán! La situación parece irreversible, la boda está a punto, todos creemos que después del verano se casarán… ¿Todos? No, todos no. En un país lejano llamado Perú, el clan de Patricia sigue esperando que Vargas Llosa regrese a los brazos de su ex mujer, ella misma parece que lo cree así en algunos momentos. Y el hijo mediano comenta que papá lo había hecho ya, irse con las maletas… para regresar al cabo de unos meses. ¿Y cómo actuaba Patricia? Lo acogía con indulgencia y sin reproches. De hecho no ha habido en la familia ningún cambio, siguen viviendo en la misma casa en Barranco, frente al mar, frecuentando los mismos amigos y la estructura profesional tampoco ha variado. Patricia tiene la secretaria de siempre y también Mario, una íntima amiga de su hija Morgana con la que departe dos días a la semana en la casa de Puerta de Hierro. Mi informante añade que al divorcio no le dan importancia y que “nadie ha visto triste a Patricia, está a la expectativa, sigue llamándolo mi marido y si alguien lo critica, ella ríe diciendo son cosas de Marito”. Bien, ahora viene la nota culta para recordar que yo también soy escritora, se puede saltar si se quiere. Penélope esperó durante 20 años el regreso de Ulises, que se arrancó de los brazos de la ninfa Calypso para volver con su familia atravesando mares ignotos (ojo, no estoy hablando de Penélope Cruz).

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