Sí, tengo que confesar que, a mí, de la familia real, es la que peor me cae por su afición a los toros, su actitud soberbia, y por la manía que, pese a disimularlo, nos tiene a los periodistas.

Sí, pero…

Reconozco que la infanta Elena ha conseguido vivir en estricta intimidad, sin que trasciendan escándalos, ni amores, ni siquiera su trayectoria profesional. Es, como su hermana Cristina, directora de proyectos en una fundación, aunque cobra casi la mitad que ella: 170.000 euros frente a 300.000. Cada mañana, está en su despacho de ocho a dos. Viaja por España, Latinoamérica y Europa para mantener reuniones en tres idiomas. “Y maneja un equipo de cuatro personas, ¡No es un florero, trabaja duro!”, me dice una persona de la fundación. Al final, va a ser la única de la familia con una vida normal. Sigue sin gustarme, ¡pero alguien tenía que decirlo!