Anécdota de peluquería. Estaba Lolita Flores el otro día haciéndose la manicura en un centro de la parte alta de Barcelona cuando le señalaron a una señora morena que estaba peinándose: “Mira, es la Colometa”. Lolita se levantó y se dio un indignado golpe de pecho mientras rugía: “¡La Colometa soy yo!”. La morena se giró, hubo un navajeo de miradas y, de pronto, se echaron la una en brazos de la otra. Era Sílvia Munt, la entrañable intérprete cinematográfica de la Colometa de ‘La Plaza del Diamante’, que ha estado haciendo Lolita en teatro. Lágrimas, intercambio de teléfonos, cita para cenar, y las señoras presentes –cómo no– prorrumpieron en aplausos.