Totum revolutum. Cosas anotadas con lápiz de ojos en servilletas de bar en mi gira literaria por toda España.

Una: me cruzo en varias ciudades con Lolita Flores y Lola Herrera, la primera con su divertida obra ‘Prefiero que seamos amigos’ y la segunda todavía con sus ‘Cinco horas con Mario’. Ambas conceden entrevistas en las que confiesan lo solitaria que es la vida de las actrices de tourné y lo tristes que son las largas horas pasadas en las habitaciones de los hoteles.

Dos: al enterarse de que soy periodista, se me acerca una chica francesa: “Formo parte del club de fans de Úrsula Corberó en París, somos ya setenta mil ¿podría decírselo?” Pongo los ojos como platos y la chica me aclara: “¡La vemos en ‘La casa de papel!”

Y tres, para terminar… no sé, ¿lo cuento o no lo cuento? Voy a la tierra natal de un popular torero y me señalan una casa elegante: “Ahí vive la hija no reconocida que el diestro tuvo con una chica de familia aristocrática… Fruto de una noche de pasión en la feria”. Lo sabe su glamurosa mujer, y por eso… ¡Oh, he estado a punto de largarlo todo!