Nuestra familia real en la época de los Juegos Olímpicos de Barcelona estaba prácticamente rota. El Rey, en junio, había estado con su amante Marta Gayá en Suiza, y la noticia había aparecido en los periódicos. Doña Sofía no le dirigía la palabra. Felipe salía con la aborrecida Isabel Sartorius, y tampoco se hablaba con su padre. Y lo peor de todo es que, por este motivo, ninguno de los dos había acudido al 79 cumpleaños de don Juan de Borbón, padre y abuelo, ¡el último, ya que moriría meses después!

En Barcelona, costó sacar fotos en las que estuvieran juntos y sonriendo. Pero de puertas afuera esto no se contaba, y en ese verano del 92 todos éramos ricos y felices.